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La Policía de la Memoria de Yoko Ogawa

de Yoko Ogawa - Género: Ficcion
libro gratis La Policía de la Memoria

Sinopsis

En una pequeña isla se produce un misterioso fenómeno. Un día desaparecen los pájaros, al siguiente podría desaparecer cualquier cosa: los peces, los árboles... Peor aún, también se desvanecerá la memoria de ellos, al igual que las emociones y sensaciones que llevaban asociadas. Nadie sabrá ni recordará entonces qué eran. Hay incluso una policía dedicada a perseguir a los que conservan la capacidad de recordar lo que ya no existe. En esa isla vive una joven escritora que, tras la muerte de su madre, intenta escribir una novela mientras trata de proteger a su editor, que está en peligro porque forma parte de los pocos que recuerdan. La ayudará un anciano al que empiezan a fallarle las fuerzas. Mientras, lentamente, nuestra protagonista va dando forma a su novela: es el relato de una mecanógrafa cuyo jefe acaba reteniéndola contra su voluntad en un altillo. Una obra sobre el poder de la memoria y sobre la pérdida.


Sucede sin que apenas te enteres. No sentirás dolor ni fatiga. Una mañana de un día cualquiera, al despertar, algo se habrá esfumado de tu vida, dejando intacto lo demás, y, entonces, tan solo percibirás un tibio desajuste con respecto al día anterior. ~ La policía de la memoria de Yoko Ogawa.Una isla en el medio de ninguna parte sufre desapariciones; esto es, las cosas desaparecen y al mismo tiempo se desvanecen de la memoria de los habitantes. Una joven escritora es la que nos narra la historia de estas desapariciones pero, claro, ella también va perdiendo los recuerdos de las cosas que desaparecen. Existe, además, una Policía de la Memoria que se encarga de asegurarse de que se pierden los recuerdos porque hay una parte de la población que no se ve afectada por estas desapariciones y sigue conservando la memoria.Una de estas personas es el señor R, editor de la joven que, viendo el peligro al que se expone su amigo, decide esconderlo en su casa. En esta aventura le acompaña un anciano con quien la joven mantiene amistad. El señor R se afana en que sus amigos recobren los recuerdos y a ello contribuye la joven poniendo a disposición objetos que su madre, quien también tenía la facultad de recordar, escondía y evitaba que desapareciesen.Este libro es de los que te encantan o te provoca hastío y aburrimiento. La premisa de la que parte es fantástica y a mi me atrapó desde el primer momento y he disfrutado de la lectura del libro completo aunque a veces le ha faltado un poco más de ritmo y de contundencia y me han quedado algunos flecos por explicar. Además me ha pasado una cosa curiosa con esta historia y es que no he podido dejar de ver un paralelismo entre lo que le sucede a esta población de la isla con lo que le sucede a tantas personas que conocemos que sufren de Alzheimer y eso sí que me ha puesto la piel de gallina.Me he puesto a pensar en lo que significan los objetos para nosotros y en qué pasaría si desapareciesen de nuestra vida. Posiblemente habría muchos que no echaríamos de menos y podríamos vivir sin ellos ?lo que nos da una muestra de la cantidad de cosas que acumulamos que no sirven para nada? pero otros que son esenciales ?léase libros o las palabras en si?. En el libro la población se va adaptando a la pérdida pero porque tampoco recuerdan qué es lo que se ha perdido pero ¿nos adaptaríamos si mantuviésemos la memoria? La verdad es que el debate sobre el trasfondo con este libro está asegurado y nos lleva a otro concepto y es hasta qué punto son importantes las palabras para que los objetos existan. O sea, ¿es posible tener algo en la memoria si no tiene un nombre asociado? Ahí lo dejo.
La policía de la memoria ha supuesto mi reencuentro con una de mis temáticas favoritas y que tenía abandonada desde hace tiempo, las distopías, porque con la que está cayendo siento que vivimos en un capítulo de Black Mirror constante. Sin embargo, me animé y he disfrutado muchísimo esta obra. La policía de la memoria nos traslada a una isla donde desaparecen cosas: seres vivos, objetos, arte, los pájaros, las piedras preciosas, la música, los perfumes? todo puede ser sujeto de extinguirse. Con cada desaparición, la población olvida la existencia de lo desaparecido, tanto los recuerdos vividos como el propio concepto. ¿Me puede parecer más apasionante esta premisa? ¡No lo creo! Además, hay personas que no olvidan, que son buscados y perseguidos por la policía de la memoria. Aunque se trata de una distopía, ya que es una sociedad ficticia donde suceden cosas que producen la alienación de las personas, no encontraremos una crítica directa a un régimen o una obra con tintes políticos (quizá incluso lo que he echado en falta es más información sobre ese estamento policial) pero sí, de forma sutil, plantea la idea de que quien controla la memoria, controla a un pueblo. A pesar de momentos puntuales de cierta tensión, no se trata de una obra trepidante. Una narración tranquila, donde la autora se vale de las descripciones para transportarnos a esa isla y contarnos con naturalidad absoluta los extraños sucesos que allí ocurren. Tanto que llegas a creerlos. La trama está fuertemente centrada en los personajes (una protagonista y dos potentes personajes secundarios) que nos ayudarán a reflexionar sobre el tema principal de la obra, la memoria. ¿Qué somos sin nuestros recuerdos? ¿la memoria nos hace fuertes o nos debilita? Un extra es que hay una novela dentro de la novela, ya que la protagonista es escritora. Esa narración es sumamente simbólica y da mucho que pensar.Un libro de esos que deja poso y cierta melancolía. Cuya lectura dura mucho más que el propio libro. Si os gustan las novelas donde todas las preguntas tienen respuesta, olvidaos. Creo que es un buenísimo libro para leer en compañía y comentar impresiones y teorías.
-Venga, tomemos unas fotos. -¿Y de qué serviría? Cuando algo desaparece, no sobrevive ni en las fotos.Ahora que las distopias están tan de moda, nos llega una novela más acerca de un mundo en plena descomposición gobernado por un sistema profascista. La Policia de la Memoria aunque es una novela que ya tiene casi treinta años (fue publicada en Japón en 1994), al ser traducido al inglés hace un par de años, se convirtió de la noche a la mañana en una novela que aparecía en numerosos Premios como finalista: el Book Award en 2020, el National Book Award en 2019 en la mejor novela traducida e incluso fue finalista en el World Fantasy Award, entre otros. Una novela con casi treinta años, empezó a tener vida propia y a ser multileída, todo aprovechando este fenómeno de las distopías.Y no me malinterpreteís, si que es una historia distópica la que cuenta aquí Yoko Ogawa, sin embargo partamos de la base de que es una autora japonesa con todo lo que esto conlleva: no vamos a encontrarnos con una obra de ciencia ficción con acción y un argumento típico, porque la historia que aborda aquí la autora está analizada desde dentro, desde la reflexión y desde una perspectiva intimísta.En una isla sin nombre, sus habitantes se despiertan siendo testigos de la pérdida de memoria de objetos o de sensaciones, o de seres vivos: a medida que olvidan los sellos, las rosas, los libros? al mismo tiempo esto conlleva la capacidad de no conservar estos objetos ¿si no recuerdas qué son los libros para que conservarlos??? y los queman, de forma que todo esto va convirtiendo sus vidas en vacios absolutos, con una sensación general de conformismo y de pasividad. Sin embargo, sí que hay personas que conservan estos recuerdos y son precisamente las perseguidas por la policia de la memoria, un ejército paramilitar que controla que estos objetos desaparezcan del todo, que hace redadas, y hace desaparecer a las personas que siguen conservando la memoria; algunos de ellos se esconden en refugios y otros vagan como vagabundos hasta que esta policia los encuentra y los hace desaparecer. La protagonista de esta novela es una mujer sin nombre, escritora que da refugio en su casa a su editor, que es además una de esas escasas personas que conservan la memoria y el único que de alguna forma a través de sus propios recuerdos, la hace ser consciente de que los objetos desaparecidos han exististido y dan valor a la vida.Realmente es un argumento complicado de explicar dado que la novela de Yoko Ogawa funciona más como una reflexión sobre un mundo en descomposición que en describir este mundo, ya que deja mucho a la imaginación del lector; no sé si de alguna forma la autora pretendía construir una metáfora con tintes políticos comparándola a la angustia existencial de los tiempos que vivimos, pero aunque sí que tiene un argumento enigmático en su distopía, yo la veo más como una historia que reflexiona acerca de la vejez, de la muerte y de cómo afecta la memoria al ser humano cuando va envejeciendo.¿Acaso piensas que no son más que unos papelitos con una emulsión quimica en una de sus caras? Si es así, te equivocas. Son mucho más que eso. Atesoran parte de la vida de las personas. Reflejan la futilidad de un instante; la luz, el viento y el aire de un paisaje; la sonrisa y el azoramiento de la persona fotografiada, y el gozo y el amor de quien toma la foto por aquello que fotografía. Es una novela turbadora en muchos aspectos: no sabemos el nombre de la narradora protagonista y somos testigos de cómo va quédándose vacia. Hay un poso de desesperanza que puede impactar, e incluso salvando las distancias, es una desesperanza que me recordó mucho a La Carretera de Cormac McCarthy. El hecho de que toda una isla se vaya quedando vacia de memoria y los objetos a consecuencia de ello vayan desapareciendo, en mi caso particular me crearon una sensación de claustrofobia que de alguna forma me han impresionado por esa atmósfera que consigue crear Yoko Ogawa. Y sin embargo, es una novela que no he terminado de disfrutar, el último tercio se me ha hecho largo y algo casino y no conseguía terminar de conectar. Es una novela interesante porque Yoko Ogawa es una escritora con un estilo muy personal, simple y directo, y es cierto en algunas escenas se me han quedado ya grabadas, pero así y todo, la terminé con la sensación de que la faltaba algo. Interesante es también que al mismo tiempo que conocemos el mundo a través de la narradora sin nombre, hay una linea argumental paralela que es la novela que ella va escribiendo, con una protagonista que se va quedando sin voz, interesante pero al mismo tiempo muy frio. Eso sí, el final es impactante.- Es normal. Aquello que se olvida una vez, se olvida para siempre -sentenció volviendo a cerrar el cajón-. Pero yo no he olvidado ni la belleza de la esmeralda ni el olor del perfume. Yo mantengo vivos todos y cada uno de los recuerdos. Enlace: https://kansasbooks.blogspot..
Cuándo pedí la colaboración esperaba un libro que me gustase por la sinopsis y porque lo comparan con las distopías de Orwell. Sin embargo, no me imaginaba que me gustase tanto. He dado, sin proponerme buscarlo, con un tesoro. Entenderías por qué cuando lo leáis, pero, mientras, os dejo con mi reseña para que os hagáis una idea.Yoko Ogawa nos traslada a una isla extraña dónde lo importante no es recordar si no olvidar. Las desapariciones van sucediéndose progresivamente: las cajas de música, el perfume, las esmeraldas... Los habitantes de la isla lo van aceptando porque es como ha ido siempre. Dejan que los objetos caigan en el olvido sin rechistar y vuelven a su vida como si nunca hubiesen existido. Los problemas surgen cuando empiezan a descubrirse personas que aún pueden recordar, que no ceden al olvido. Para controlarlos, la policía de la memoria los persigue.Lo más destacable de esta historia son las sensaciones que te crean. Conforme lees las desapariciones, te embarga cierta angustia y cada vez que los personajes deciden no pelear porque es inevitable te invade una profunda desesperación. Te hace pensar en lo que sería un mundo sin memoria donde día a día las cosas van desapareciendo o si eso que ocurre entre los que recuerdan y olvidan es similar a lo que sufren las familias de las personas con Alzheimer y estas. También te hace plantearte la importancia de objetos cotidianos que hoy por hoy damos por hecho. Me hizo imaginar un mundo sin ciertas facilidades que tenemos y no he sabido ver cómo se continuaría sin ellas. Es de esas historias que a partir de las sensaciones que genera, van planteando una serie de reflexiones de las que no puedes escapar. Más allá de las sensaciones y las reflexiones que genera, el estilo de la autora es delicado. Usa descripciones que evocan imágenes constantemente: lagos, inviernos helados, vacío, campos de flores, pájaros... Los pintores podrían sacar muchos cuadros a partir de fragmentos de esta historia. El hecho de que la narración vaya despacio combina bien con la idea de desmemorización y pérdida. Además, esto apoya esa evocación de imágenes dejando que puedas recrearte en cada línea. Mi libro está completamente relleno de post it que marcan esas imágenes que tanto me han gustado y los diálogos o fragmentos que me hacían pensar. En conclusión, ha sido un libro muy interesante que me ha trasladado a un mundo de desesperación. He disfrutado mucho con cada reflexión que me hacía tener y con las descripciones que me hacían cerrar los ojos e imaginar sus palabras de forma muy visual. Entiendo por qué la califican como una novela digna de Orwell, tiene los mismos tintes y te deja con la misma sensación pensativa. Sin duda, lo recomiendo para todo aquel que quiera una distopía que te cale profundamente. Enlace: https://www.goodreads.com/re..
Se trata de la historia de una isla en la cual poco a poco empiezan a desaparecer los recuerdos de los objetos y como consecuencia, los habitantes se deshacen de esos objetos, pues ya no les dicen nada. Cosas que en apariencia no son indispensables van saliendo de la memoria colectiva, sin embargo, hay unos pocos que conservan la capacidad de recordar. A ellos son a quienes persigue la Policía de la Memoria, se los lleva y nunca más los volvemos a ver.Una chica que se dedica a escribir novelas se queda sola después de que su padre ha muerto y luego se llevan a su madre. Deberá encontrar un nuevo grupo de personas que la ayuden a sobrevivir, más allá de las apariencias y del olvido. Así, entablará relación con un anciano que se dedica a hacer reparaciones, luego de que su profesión como encargado del ferri hubiera desaparecido. Poco después ambos se encargarán de ocultar al editor de la chica, uno de los pocos que sigue recordando todo.Al principio creí que tendríamos una explicación sobre el fenómeno que afecta a los habitantes de esa isla, en apariencia apartada por completo del resto del mundo. Pero conforme iba leyendo, me di cuenta de que no se trata de una historia sobre el exterior sino sobre el interior, sobre los procesos individuales del acto de recordar.La parte que más tristeza me dio es cuando desaparece un objeto de la memoria y por lo tanto también deben desaparecerlo en la vida cotidiana: las hogueras para quemar libros, las fotografías aventadas al río, los pájaros desapareciendo de los árboles.La relación que tiene la chica con ambos personajes va cambiando, de ser superficial y distante, a convertirse en lo más importante en su vida. El anciano y su desenlace me sorprendieron pero no tanto como el de la chica: no esperaba que de esa manera se desarrollaran los acontecimientos, siempre esperé que apareciera una solución, aunque tampoco tuviera explicación.En cuanto al editor, al ser el único que recuerda, tiene una posición privilegiada sobre la mente pero no sobre su cuerpo: no puede salir por miedo a la Policía de la Memoria, sin embargo hace todo lo posible por despertar los recuerdos tanto en el anciano como en la chica, con la esperanza de que dejen de olvidar.Además de la narración de la vida de la chica, también se intercala la narración de la última novela que está escribiendo y a veces se desdibuja la línea divisoria entre realidad y fantasía.Una historia inquietante sobre el papel que tienen los recuerdos en nuestra vida y cómo a veces los detalles son lo más importante. Enlace: https://millonesderequisitos..