La joven Désirée, quien últimamente tiene la impresión de que alguien, o algo, la sigue muy de cerca, recibe en su domicilio una invitación para que asista a una fiesta cuyo anfitrión —un tal Dorian— celebrará a la medianoche en su casona, enclavada en las afueras de la ciudad donde lo real y lo irreal pasean de la mano.