«La caracterÃstica de Argentina es una belleza joven y “baja”, próxima al suelo, y no se la encuentra en cantidades apreciables en las capas medias o superiores. Aquà únicamente el vulgo es distinguido. Sólo el pueblo es aristócrata. Únicamente la juventud es infalible. Es un paÃs al revés, donde el pillo vendedor de una revista literaria tiene más estilo que todos los colaboradores de esa revista, donde los salones –plutocráticos o intelectuales– espantan por su insipidez, donde al lÃmite de la treintena ocurre la catástrofe, la total transformación de la juventud en una madurez por lo general poco interesante».
Witold Gombrowicz.
«Gombrowicz les dice a sus compatriotas en su “Diario” que no traten de rivalizar con Occidente y sus formas, sino que traten de tomar conciencia de la fuerza que implica su propia y no acabada forma, su propia y no acabada inmadurez; con todo lo que ello supone de fresca y franca libertad en un mundo de formas fosilizadas. En suma, recomienda y practica él mismo la barbarie dionisÃaca, haciendo de su juventud e inmadurez una potencia renovadora. Buena lección para nosotros».
Ernesto Sabato.