Coincide la crÃtica en ver Sombra del paraÃso como un libro de gran belleza, tendente a reflejar un mundo soñado que ansÃa lo puro y elemental, evocando a través de los recuerdos infantiles una suerte del alba del universo. Mágico edén donde el poeta vivió ahora «recuerda sin saberlo», dijo de él su propio autor en una muy usada carta a su amigo y crÃtico Dámaso Alonso. Perturbador de tan radiante sueño, el hombre, que deberÃa ser armónico elemento, deviene mancha impura. Y el amor pasa idealizando la belleza sensual, entre seres desnudos que gozaron la irreal ventura, dejando triste espuma como estela de la gloria perdida.