—Lo nuestro ha sido un error, Carol —dijo Frank Banner con la mirada fija en el «elevado» que discurrÃa al otro lado de la calle. Se volvió lentamente hacia la joven que le observaba burlonamente. Era una muchacha agraciada que procuraba resaltar sus encantos con ropas ceñidas y una falda supercorta. El, algo mayor, alto, varonil, parecÃa sentirse profundamente herido. QuerÃa a aquella muchacha, pero en su rostro se pintaba la decepción. Recorrió con la mirada el modesto apartamento.