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Seguro que os ha ocurrido, y si no es así lo hará antes o después, que llega a vosotros un libro totalmente desconocido y algo de él os llama la atención y termináis comprándolo. Es el caso de La condición animal. . Estamos ante un libro de 12 relatos, separados en 4 bloques de 3 historias cada uno: tierra, aire, fuego y agua. Os confieso que lo primero que leí de Valeria me entusiasmó, la forma que tiene de narrar tan natural, aun cuando el mensaje sea duro y te pueda romper algunos esquemas. Sin embargo, me da rabia que conforme iba avanzando en la lectura, todas esas expectativas y promesas se fuesen desdibujando. No me preguntéis por qué, simplemente a veces pasa. . Hace más de un mes desde que terminé esta lectura y creo que el problema es la distribución de los relatos. Si planificáis un espectáculo, lo normal es ir buscando diferentes clímax o puntos de inflexión que agiten, en este caso, al lector. Con este libro se empieza en la cima y a partir del cuarto o quinto relato todo va en descenso, sin sobresaltos ni sorpresas, y se queda en eso, un libro con historias interesantes, bien escrito y que se deja leer, pero llega un punto en que uno lo termina más por inercia que por placer. Como cuando vas al cine y llega un momento que no haces más que mirar el reloj para ver cuánto falta para que termine la película; o como cuando la cabeza piensa más en el próximo libro, antes de haber terminado el que tiene uno entre manos. . Resumiendo, a Valeria hay que conocerla, porque tiene cosas que decir, y La condición animal es un buen acercamiento, aunque a mí me haya dejado bastante indiferente al final. Creo que en un libro de relatos el orden de los factores sí altera el producto, y aquí por parte de la editorial no se ha hecho bien el trabajo. ¿Lo mejor? Que lo leáis y os forméis vuestro propio criterio.

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🎋 Tierra. Aire. Fuego. Agua. Me encontraba yo tan tranquila con los pies en la Tierra. Valeria llegó a mi vida y me hizo volar. Me ha hecho jugar con fuego y me he quemado. Y, de repente, sin previo aviso me he topado con un jarro de agua fría. Podría ser una forma de resumir lo que me ha ocurrido con La condición animal.He llegado al punto final y no tengo muy claro cómo plasmar mis sentimientos. Me siento como si acabara de bajarme de una montaña rusa. Confundida y con mal cuerpo. Mareada y sintiendo vértigo. Tal vez no sea del todo correcto. Tal vez se ciña más a la realidad una lanzadera. He comenzado arriba y cuando he llegado al punto final llevaba tiempo abajo, esperando. La adrenalina que sentí al principio se fue esfumando a medida que iba avanzando.La lectura comenzó por todo lo alto con un primer relato brillante, oscuro y macabro. No es apto para estómagos sensibles, eso está claro. Me atrapó, removió y espeluznó. Su intensidad me hizo estar en tensión y llegué a su punto final con la necesidad de parar, descansar y coger aire.Valeria describe y detalla. Valeria me hizo viajar y me ha transportado al escenario. Sentía la historia como si la estuviera viviendo yo misma. Valeria me hizo estar en tensión desde la primera palabra con una atmósfera opresiva que me hizo estar inquieta. Me hizo estar alerta.La autora me había conquistado con unas pocas páginas y eso prometía. Sí, prometía pero, por desgracia, la lanzadera descendió demasiado rápido. He llegado al punto final fría, sin interés y añorando ese primer relato que me había conquistado. No me he encontrado ninguno más como ese. Los relatos fueron de mas a menos. La antología se fue desinflando como si fuera un globo. Incluso me he llegado a encontrar con un relato con el que me entraron ganas de abandonar.Me he quedado con mal sabor de boca, la verdad. Reconozco que es algo que no me gusta. Debido a eso me quedo con la impresión que me ha dejado ese primer relato. Me quedo con la Valeria de Una casa en las afueras y me olvido del resto. Es triste, lo sé, pero más triste sería no sacar nada positivo de esta lectura. Enlace: https://www.instagram.com/re..