Shandra Tanner no se podÃa creer que
tuviera tan mala suerte como para que su padre le encontrara trabajo con
su antiguo monitor del campamento. Aquel psicópata le habÃa amargado la
vida cuando era una adolescente y dudaba que ahora tuviera mejor
carácter. Pero no tenÃa más remedio que trabajar con él, asà que se
intentó mentalizar para ello. Lo que no se esperaba era seguir sintiendo
por Robert Callaghan la misma atracción que experimentó con quince
años.Â