En defensa de la intolerancia parte de una premisa beligerante: ante la progresiva economización de la polÃtica —regida por los grandes imperios empresariales—, es necesaria una actitud disconforme, politizante, que defienda desde posiciones de izquierdas una visión alejada del multiculturalismo inocuo y anestesiante que se impone desde el ejercicio tolerante del poder. A partir de esta idea, ÂŽižek desarrolla otras cuantas, a cada cual más interesante y comprometida.