Hackers, espÃas e intrusos en tu ordenadorÂ
El satélite que estábamos a punto de hackear pasarÃa sobre nosotros a las 5:17 a.m. Forcé la vista intentando localizarlo entre las estrellas. El hacker habÃa comenzado su investigación fabricándose un palo de escoba y unos radios de bicicleta. Después perfeccionó el sistema con una antena direccional y un conector especÃfico. —Esto nos calcula el efecto dopplerÂ…Â
Falta 1 minuto y 30 segundosÂ…Pasará a 875 kilómetros de altitud y a 7.430 kilómetros por horaÂ… Va a aparecer justo por allà —me dijo mientras señalaba con el dedo algún punto en el horizonte, sin dejar de teclear comandos para mà indescifrables, y susurraba a la máquina como el amante que intenta seducir a su amada.Â
Conecté la cámara de vÃdeo para grabar el instante en el que rompÃa la seguridad del satélite e interceptaba sus comunicacionesÂ…Â
—Ya estamos dentroÂ…Â
Mientras te sientes seguro en la intimidad de tu cuarto, o con tu teléfono móvil en el bolsillo, se producen un millón y medio de ataques informáticos al dÃa. La mayorÃa de nuestros teléfonos y ordenadores ya están infectados. Los ladrones de vidas buscan suplantar tu identidad en redes sociales, acceder a tus fotos y vÃdeos, utilizar tu red wifi y tus correos para cometer delitos que la PolicÃa te atribuirá a ti... Pero eso solo es la punta del icebergÂ…Durante los últimos años he conocido a hackers de sombrero blanco, gris y negro, a ciberactivistas y ciberpolicÃas. A espÃas que utilizan las redes para robar información y a los yihadistas que distribuyen en ellas su propaganda. He explorado la Deep Web y el negocio de la pedofilia; y he comprendido cómo la ciberdelincuencia ataca a mi madre, a tu hija, a nuestros amigosÂ… Los próximos años serán terribles.Â
He convivido con los acosadores y sus vÃctimas, y yo mismo me convertà en una. En el siglo XXI no existe nada más urgente que conocer cómo funciona la red. Porque todos estamos en ella. Ordenador y móvil son nuestro pasaporte al nuevo mundo.Â