Eliza solo se casará por amor, sin importar el origen o fortuna de su amado; Robert busca una esposa que cumpla con su exigente lista de requisitos.
¿Deben casarse dos personas con ideas tan distintas sobre el matrimonio? La cabeza de la romántica Eliza le dice que no; el corazón del racional Robert suplica que sÃ. ¿Cómo no va a ser Eliza una romántica convencida, si vive rodeada de amor? Sus padres se quieren, sus tÃos se adoran y sus hermanos y primos se han casado todos por amor. Y ella quiere también a su prÃncipe azul, alguien que pueda ver en ella más allá de su extrema timidez y le robe el corazón.
Lord Robert Wright, heredero del marquesado de Seanhall, tiene que casarse y lo hará como lo afronta todo en su ordenada vida: con raciocinio. Aunque es un caballero serio, práctico y sin paciencia para el cortejo, cuenta con su tÃtulo y fortuna, factores suficientes para granjearse a la esposa que su posición le exige. Y tras leer el libro de las familias más nobles de Inglaterra, la elegida ha sido lady Eliza Illingsworth. Ahora solo tiene que pedir su mano a los marqueses de Woodward y concertar la fecha de la boda, porque asà es como la gente civilizada se casa ahora que la Reina Victoria está en el trono y las extravagancias del rey Jorge han quedado atrás.
Pero va a descubrir que la familia de Eliza dista mucho de lo que un británico de bien considerarÃa «civilizado». ¿DeberÃa desistir y cambiar de idea? ¿Qué clase de marqués será si acepta a alguien inferior a lo que su casa merece?