"Tejà sola mi tela, / sembré sola mi nabal; / sola voy por leña al monte, / sola veo arder el hogar. / Ni en la fuente ni en el prado, / aunque muera de esfuerzo, / él no ha de venir a alzarme, / él ya no me sostendrá. / ¡Qué tristeza! El viento zumba, / canta el grillo su tonada... ; / hierve el pote..., pero, / ¡mi caldo / sola he de cenar! / Calla, tórtola; tus arrullos / ganas de morir me dan; / calla, grillo, que si cantas / siento negras añoranzas. / Mi hombre se perdió, / nadie sabe dónde está... / ¡Golondrina que pasaste / con él las ondas del mar! / ¡Golondrina, vuela, vuela, / ven y dime dónde está!"Poemario intimista y melancólico, de una ejecución notable para expresar sentimientos diversos, surgidos de un alma femenina angustiada por los avatares de la vida, las penurias, el duro trabajo de las gentes de Galicia, la emigración que arrebata sueños familiares y genera "la negrura de la soledad", acentuando también la morriña propia de esa tierra natal, a la cual RosalÃa de Castro rinde un sentido homenaje desde su propia empatÃa personal.El conjunto de la obra refleja temáticas tratadas con una sensibilidad única, a la vez que dolorosa y muy realista. La autora cita constantemente la "sombra", el miedo, el silencio, el dolor de la ausencia, asà como expone también ciertos dramas humanos: "Tiembla el niño en el pórtico húmedo; / del hambre y del frÃo / tiene el sello su rostro de ángel, / aún hermoso, pero mustio y sin brillo."Extraordinario por el carácter universal de su contenido, estas composiciones representan también, en palabras de RosalÃa, "aquella poesÃa que, naciendo en las vastas soledades, en las campiñas siempre verdes de nuestra tierra y en las playas siempre hermosas de nuestros mares, viene directamente a buscar el natural cariño en los corazones que sufren y aman a esta querida tierra de Galicia."
Autor del comentario: TITUMARCO
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