«Dentro, imaginaos la forma y el volumen de una librerÃa normal vuelta sobre un costado. Era un lugar ridÃculamente estrecho y vertiginosamente alto, cuyas estanterÃas llegaban hasta arriba: tres pisos de libros, quizá más. Torcà el cuello (¿por qué las librerÃas resultan siempre tan incómodas para los cuellos?); los estantes se difuminaban suavemente entre las sombras, de tal modo que parecÃa que no tuvieran fin. Todos estaban atestados, y tuve la sensación de encontrarme en el lindero de un bosque. Pero no de un amable bosque californiano, sino de uno viejo de Transilvania, repleto de lobos y brujas y bandidos con puñales, agazapados donde la luz de luna ya no alcanza. Colgadas de las estanterÃas, habÃa unas escaleras que se deslizaban hacia los lados.»«Una divertida y sorprendente fantasÃa clásica sobre los lugares en los que se acaban encontrando los viejos y los nuevos conocimientos. De manera inteligente, utiliza la era digital para ponerla al servicio de la fantasÃa... El querer saber por qué los personajes quieren resolver el misterio de Penumbra es lo que mantiene al lector pasando páginas.»San Francisco Chronicle