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Es una lectura difícil en el sentido de que todo lo narrado pasó, creo que pertenezco a una generación que creció en sus lecturas con booms juveniles distópicos por doquier, pero el que todo ésto en Nuestros años verde olivo fuese una realidad lo vuelve mucho más oscuro y preocupante. Cuando iba en la primaria y mis papás ponían las noticias mientras nos alistábamos, escuchaba el nombre de Fidel y sólo veía a un ancianito. Es lo único que relacionaba cuando escuchaba hablar de él, la verdad no sé cómo me he mantenido ajena a toda la vida en Cuba, digo, sí sé y en este libro queda clarísimo. Pero me resulta difícil captar que este tipo de cosas sigan pasando en sociedades para las que, según ésto, los derechos humanos imperan en la toma de decisiones, es una cuestión sistémica, pero no sé como los líderes mundiales consiguen lo que consiguen. El libro es muy largo, pero las páginas fluyen y fluyen. Espero volver a leerlo en algún momento y a decir verdad recomiendo su lectura para cualquier persona que haya ido a Cuba, quiera ir o cualquiera de hecho. Yo llegué a Nuestros años verde olivo porque el nombre me parecía bonito y poético, jamás imaginé que habalra sobre las dictaduras. Pero bueno, agradezco mucho haberlo leído y eso que muchas veces cuando lo busqué en la biblioteca no lo encontré, qué ml que sólo tengan un ejemplar. La lectura me recuerda que el odio por el odio y la intolerancia siempre son despreciables. también luego dicen que las peores son las buenas intenciones. Es triste que los deseos humanos siempre se interpongan en un camino de bienestar común.