Pobre Negro es una novela del escritor y ex presidente venezolano Rómulo Gallegos, quien ambienta esta historia en la segunda mitad del siglo XIX, tomando como fondo la guerra civil venezolana o guerra federal. Esta novela trata de hacer un retrato sobre las desigualdades sociales reinantes en esa época, donde a pesar del decreto de abolición de la esclavitud firmado por el Libertador durante la guerra de independencia, pocos años después de la muerte de éste, los negros continuaron siendo explotados por parte de los grandes hacendados mantuanos (blancos criollos).Pienso que esta novela fue un buen intento de representar esta dura época de la historia venezolana, pero no logró llegar a las raíces del problema social que imperaba para ese entonces y en cambio se va por las ramas, dando mayor importancia a cosas banales. Sin embargo este bosquejo nos puede ayudar a tener una idea de lo difícil que fue para el pueblo esta dura página de la historia.

Autor del comentario: GLADIADOR
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No terminó por gustarme. Por momentos perdí el hilo, falta más desarrollo de la historia, el autor se centró en plasmar su ideología política.

Autor del comentario: NECAXMAN
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"El amo no consiente más tambores en lo suyo, porque le da su rial gana no permitirlos. Que pa eso es amo y no tiene que da explicaciones, como no se las da a las bestias que monta cuando se les encarama encima...- ¡Esto es mucho! Ya nos privan hasta del bailecito del tambor, que es la única alegría del pobre negro.- Pero eso sí: las tareas dobles y forzás, como la de hoy.- ¿Pa que semos esclavos pues?- Naiden lo es por su gusto ni por su culpa, ni to los que tuavía lo semos lo debiéramos sé, conforme a unas leyes que y que andan por ahí escritas desde el año de veintiuno. Y eso es lo que debieran de catá los amos, ya que son blancos y libres, sin habé hecho na de su propia parte pa serlo. ¡Y después no quieren que haigan cosas!"Novela ambientada en el contexto de la Guerra Federal venezolana (1859-63), caracterizada por el pillaje, el saqueo y el incontenible afán de arrasar con cuanta propiedad aristocrática (goda) se cruzara por el camino de los "federales" aspirantes al poder, sumado al vandalismo de los "conservadores" gobernantes. En medio de esta vorágine, se narra la historia previa de Pedro Miguel Candelas, hijo natural de un fugaz romance entre una goda, Ana Julia Alcorta, y un esclavo negro evadido, Negro Malo. La vida de Pedro Miguel, "el Cachorro", transcurre entre el desconocimiento de su propio origen, al tiempo que irá formando parte de un proceso donde las contradicciones y odios sociales de vieja data lucen, nuevamente, insostenibles, por la precariedad de los esclavos negros al servicio de los amos godos. La abolición de la esclavitud, decretada en 1854, no logró resolver el conflicto de fondo, generando tensiones que se sumaron a otras crisis de orden político y económico que desembocaron en la guerra ya mencionada. A la espera de esos vientos, en Pedro Miguel se va formando un alma en conflicto, en la que influyen ideas provenientes de personajes como el padre Mediavilla, además de Cecilio el Viejo y Cecilio el Joven, a medio camino entre la civilidad, la inquietud por los cambios en ciernes y una realidad complicada de asimilar, junto con las promesas de igualdad y libertad a que aspiraban los alzados negros organizados en montoneras al servicio de los federales, entre los cuales destaca la siniestra figura de El Mapanare, símbolo de la barbarie y con quien Pedro Miguel, convertido en guerrillero federal, intentará un pacto para unir fuerzas contra el enemigo godo.Asimismo, en esta novela se aprecia un componente característico de Gallegos: el de la redención y el optimismo, con el personaje de Luisana, goda, interés amoroso de Pedro Miguel, mujer de espíritu rebelde y emprendedor, que contradice cierto tradicionalismo de "sumisión femenina de cuatro paredes".Obra que muestra la radiografía de un tiempo convulso, de esperanzas postergadas en la búsqueda de una identidad venezolana verdaderamente inclusiva, un intento de conciliación a través del mestizaje y, a la vez, una amarga constatación de la interminable lucha barbarie-civilización, con resultados inciertos, tal como lo reflejó gran parte del siglo XIX venezolano.

Autor del comentario: TITUMARCO
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