El visitante no tenÃa hora señalada y, mientras le miraba plantado en el vano de la puerta, me dio la impresión de que no iba a traernos los primeros honorarios de 1964. Pero cuando me dijo que se llamaba Whipple y querÃa consultar con el señor Wolfe le dejé entrar y le conduje al despacho, porque después de un dÃa muy aburrido me producÃa cierto placer imaginarme la mirada de Wolfe ante el quebrantamiento del reglamento, y también porque era un negroÂ…