El relato policÃaco o de detectives es abordado, con una ironÃa inicial que se convierte en sagacidad, en el ensayo breve que da tÃtulo al libro recopilatorio El simple arte de matar del norteamericano Raymond Thornton Chandler (1888-1959), publicado por DeBolsillo. El libro incluye ocho relatos previos a su primera novela El sueño eterno (1939), publicados en revistas baratas del género negro (pulp) como Black Mask o Dime Detective. Para el autor de El largo adiós (1953), todo asesinato contiene implicaciones sociológicas producto de las frustraciones de los individuos. Chandler data la edad de oro del género entre el fin de la Primera Guerra Mundial y 1930 y sostiene que la mayorÃa de los relatos de detectives han seguido las fórmulas creadas por los escritores de esa época dorada, como evitar situaciones falsas (pacto de verosimilitud) o plantear un problema de lógica y deducción que sea creÃble y verdadero. Para ello desgrana El misterio de la Casa Roja (1922) de A. A. Milne y detalla, de esta obra muy vendida durante la primera mitad del siglo XX, siete errores argumentales que no se ciñen a la realidad, siete despistes del autor que son rechazables porque denotan un comportamiento y un modo de actuar de los agentes policiales poco probable. También critica narraciones del olvidado Freeman Wills Crofts y de Dorothy Sayers, porque los asesinos necesitan tanta ayuda de la providencia para cometer sus crÃmenes que deben de haberse equivocado de profesión. Y es que esas son prosas deshonestas con la realidad por narrar problemas demasiado forzados y demasiado poco conscientes de lo que pasa en el mundo, olvidando contar el auténtico sabor de la vida al vivirla. Chandler insiste en que la literatura tiene lectores porque todo el mundo tiene que escapar de vez en cuando del ritmo mortÃfero de sus pensamientos privados y que se sigue leyendo por placer, por evasión. El creador de Philip Marlowe destaca a Dashiell Hammett y lo convierte en heredero del primer Hemingway y en un gran inventor de historias a partir de hechos reales. Hammett sacó el crimen del jarrón veneciano y lo depositó en el callejón, evitó que una historia de detectives fuera un agotador encadenamiento de pistas insignificantes y extrajo cualquier tipo de refinamiento de los asesinatos. Su lenguaje era coloquial y la sofisticación era pasado. Finalmente, Chandler define al detective protagonista como un hombre de honor, relativamente pobre, sin miedo ni maldad, de ingenio rudo, solitario y orgulloso, incapaz de corromperse, que desprecia a los mezquinos, un aventurero en busca de una verdad escondida. Entre los ocho relatos que acompañan al ensayo, destacan Tiroteo en el Cyranos y Estaré esperando (el resto son Sangre española, El rey de amarillo, Las perlas son una molestia, Encuentro en Noon Street, Pasarse de listo y Gas de Nevada). El primero es una historia de dinero sucio con una rubia despampanante y deseada, asesinos a sueldo, pistolas humeantes y sangre en los puños con el chantaje como método de subsistencia; los personajes tienen vida, los diálogos hacen avanzar la acción, hay un acertado sentido del ritmo y un manejo preciso de los detalles que no encajan hasta el último momento en el que el plomo inunda el ambiente más de lo que uno puede intuir. El segundo es una historia de detective de hotel que el lector tiene que completar porque se esconde más de lo que se le muestra, no se le cuenta más que la información imprescindible y no todos los cabos quedan atados. Para lectores inconformistas y activos.
Chander publicó esta obra en 1950, tras haber escrito un gran número de relatos en revistas de papel barato, denominadas pulp fiction, asà como, tras publicar cinco novelas de Philip Marlowe.
En mi opinión, hay tres partes bien definidas en El simple arte de matar: la introducción de Chandler, los tres relatos que incluye esta edición y el ensayo final, que lleva el tÃtulo de la novela.
En la introducción, Chandler realiza una defensa enérgica de las novelas detectivescas del tipo de las que aparecÃan en el pulp Black Mask (revista en la que se publicaban y de dónde les vino el sobrenombre de género de novela negra), a las que también llama relato duro, que se contrapone a las novelas detectivescas corrientes, más del gusto de la crÃtica ordinaria contemporánea.
Estos relatos fueron tachados de infraliteratura en su dÃa, de poco menos que literatura ligera escritas por junta letras sin talento. Chandler rebatirá esa acusación, señalando a los editores de esas revistas de papel barato como los impulsores de esa formula, a la que los escritores tenÃan que ceñirse a rajatabla si no querÃan ver sus manuscritos rechazados. Se dibujaba una realidad según la cual los personajes vivÃan en un mundo enloquecido, un mundo en el cual, mucho antes de la bomba atómica, la civilización habÃa creado la maquinaria necesaria para su propia destrucción y aprendÃa a usarla con todo el placer infrahumano de un gangster que probara su primera ametralladora.
La segunda parte tiene tres relatos: Las perlas son una molestia, El denunciante y El rey amarillo.
La tercera parte contiene su ensayo El simple arte de matar, en el que Chandler disertará sobre el arte de escribir buena novela detectivesca y dónde también realizará una encendida defensa de la obra de Dashiel Hammett, perseguido por la caza de brujas impulsado por el macartismo.
Comentarios de lectores del libro El simple arte de matar
Compuesto de tres relatos y un pequeño ensayo sobre novela negra de los años 30. Historias bien construidas, al estilo primario y duro -y por tanto, a veces algo simplón por maniqueo- de las novelas de Marlow.
Autor del comentario: ABULAFIA
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Evidentemente las distintas ediciones difieren en la cantidad de cuentos incorporados. La reseña menciona ocho, los comentaristas precedentes tres y la edición en mi poder, de Emecé argentina, contiene siete (todos sin contar el consabido ensayo). Hecha la aclaración, manifiesto que Chandler me decepcionó. Si bien esperaba la novela dura, el famoso policial negro norteamericano, creà que encontrarÃa algo similar a Dashiel Hammet o Mickey Spillane. Pero no llega ni a ellos, pese a su fama. Los relatos, simplemente, me aburrieron.
Autor del comentario: BRUSSELL
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Conjunto de tres cuentos cortos y un ensayo sobre el significado que han tenido, a nivel literario, los libros de detectives. Los cuentos son: "Las perlas son una molestia" (investigación del robo de un collar de perlas), "El Rey amarillo" (hay que descubrir quién ha matado a dos vÃctimas, una de ellas un saxofonista que duerme con una prenda amarilla) y "El denunciante" (el más flojo de ellos). Si bien los dos primeros cuentos son aceptables, el ensayo es bastante denso, lo cual le resta valor al libro.
Autor del comentario: ARCO76
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