Con la ciudad —Madrid— en plena guerra civil, Nazaria, la protagonista —maestra de escuela, sin ideas polÃticas definidas, creyente y conservadora—, aguarda una tarde en la antesala de un antiguo palacio incautado para comandancia de las milicias del barrio, esperando, sin intenciones demasiado concretas, hablar con el comandante. Mientras tanto, como una realidad transida de simbolismos, en sus recuerdos desfilan hechos y personajes de su vida: los lejanos dÃas de la infancia; sus amores con Manuel y la muerte de éste; la caÃda de la MonarquÃa y el advenimiento de la República; los incidentes de la escuela donde ejerce; su decisión de ir a visitar al comandante; su nostalgia por aquellos pasados buenos tiempos que en realidad no ha tenido nunca pero que son su único refugioÂ… Recordar ahora todo esto constituye para ella un alivio agridulce en los inciertos dÃas de la guerra. Cuando por fin —ya de noche— Nazaria consigue hablar con el comandante, se hace patente la inutilidad y el sinsentido de su espera, truncada sólo por la muerte. De hecho, toda su vida —como la de tantos otros— habÃa sido una alucinante noche, una antesala interminable, esperando, esperando siempreÂ… ¿Qué? ¿Para qué?