Sin dejar de controlar la carretera, lanzo una ojeada a Jennie, que viaja a mi lado quieta y callada. Apenas conocÃa a su padre, se habÃa pasado todo el tiempo interna en un colegio apartado de los centros urbanos, un colegio en el que creÃa iba a pasar más tiempo; pero, de pronto, se presentaba su padre y después de hablar con la directora, Jennie habÃa abandonado el centro. El hombre miró la cinta de asfalto que su automóvil deÂvoraba. Era como si se tomase unos instantes de tiempo anÂtes de responder.