La médico seguÃa sosteniendo la punta del sudario cuando Geraldine soltó un grito desgarrador, expresión sonora de lo que sentÃa y que no conseguÃa explicar.
Por encima de ella, Jean Pierre pudo ver lo que habÃa dentro del ataúd: Huesos, un esqueleto pulido donde no quedaba carne, tendones ni nervios, nada, sólo huesos y el cabello rubio manchado de sangre.
Una calavera horrible que en nada recordaba a la belleza que habÃa sido Nicole en vida. Era una visión horrenda. Resultaba inconcebible como un ser humano, en el plazo de pocas horas, podÃa haber pasado de una vitalidad exultante, repleta de belleza a aquello, porque lo que yacÃa dentro del ataúd sólo se podÃa llamar «aquello».