Cuando habÃa esperado que de allà surgiera un adolescente de cuerpo bello, un cuerpo de piel casi excesivamente suave para ser masculino, saltó a sus ojos una imagen horrenda, una imagen que le produjo tal sorpresa que le dolió en el pecho a causa del terror que la invadió.
Su cuerpo habÃa enflaquecido, se habÃa tornado pardo, casi velludo. Sus manos eran garras y su rostro, monstruoso, no parecÃa humano.
Los ojos se le habÃan vuelto malvados, rezumaban como lágrimas purulentas que inspiraban horror lo mismo que su nariz o su boca que se habÃa hecho más grande, más fea que la de cualquier bestia conocida. Era, sin duda, un ser infernal.-MÃralo, mÃralo bien, en él están todos tus pecados. El Dios ha escuchado tus súplicas.