El gran narrador quiteño RAÚL PÉREZ TORRES, ronronea por las rendijas de la cotidianidad urbana; ahà ejerce su magisterio para escribir sobre el barrio lo cursi, los amores de medio pelo, el sentimentalismo, la nostalgia, los moteles, los donjuanes y edipos de esquina, el machismo y la burocracia. En fin, su vena es innata, ha roturado y clausurado caminos y ha enriquecido, con huella propia, el género mejor cultivado en el paÃs.
El texto Papiro ciego, que aparece al final de este libro, se anuncia como un parteaguas de una producción siempre en marcha.