Vale la pena preguntarse hacia qué horizonte cultural de referencia pudo haber orientado Peri Rossi la construcción simbólica de la voz que vertebra este poemario: es decir, una obra que no solo manifiesta la ambigüedad inherente a
su carácter de artefacto lingüístico, sino que además explora el potencial lúdico de esa condición ontológica, como recurso expresivo e instrumento de praxis política.