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Verlaine piensa lo maldito en doble circulación, que se vuelve triple. Primero, están los malditos por otros. Segundo, los malditos por sí mismos. Tercero, los malditos en sí mismos, que son los auténticos malditos. Verlaine comenta siete poetas malditos. En Villiers la maldición es de otros. En otros casos, la maldición es propia, del condenado que habla. El más maldito de los malditos es Rimbaud, maldito desde dentro, en su morfología, en sí mismo. Que el lenguaje genere belleza, pero sin ingenuidad. Que la insuficiencia de la palabra traiga superabundancia por el ritmo, por los sonidos, por los recursos retóricos articulados, por la fatalidad de las imágenes. Versos rotos que son viajes a otros mundos hiperdensos. El argumento es platónico, plotiniano, por eso está más implícito que visible. Este libro también se puede leer para intentar comprender de qué se trata leer.

20 Juliiann029 abril 2021Señalar este contenidoVer la página de la crítica RECOMENDADO:Los poetas malditos de Paul Verlaine (1844-1896)Ensayo ?literatura francesa- Simbolismo, Parnasianismo y DecadentismoFue un poeta y escritor francés, amante de A. Rimbaud, admirado por A. France y consagrado como Príncipe de los poetas. Fue una figura de gran controversia, no solamente por sus amoríos homosexuales, también por sus excesos en la droga y el alcohol, lo que le confirió el Malditismo que le caracteriza. Influyó considerablemente en el Modernismo y concibió una obra excepcional, tocada por el extravío y la sencillez de la musicalidad, el desgarrado sentir de su existencia en una penosa excitación, y la sensualidad que sucumbiría ante la ironía de sus delirios. Y aunque murió solo y miserable, su obra se ha encumbrado hasta traspasar las fronteras del tiempo y el olvido.En este libro, que lleva por título la alusión al poeta maldito que hace C. Baudelaire en su poema Bendición, se reúnen una serie de ensayos sobre el estilo y personalidad de siete poetas, cuya vida y obra evocan la belleza y lo desconocido, la perdición y lo añorado, dibujando algunos de los versos más deleitables que constituyen la poética francesa. Empezando por T. Corbière, que despreció la fama y compuso un lirismo amargo, capaz de abrumar con la brutalidad de su lenguaje, pasando por la exquisita e inusual gracia de A. Rimbaud, el místico esplendor de S. Mallarmé, la digna rareza y oscura pasión de M. Desbordes-Valmore, el misterioso y crepuscular espíritu de A.V. de Lisle-Adam, hasta llegar al nostálgico de elucubraciones locas y soñadores de P. Verlaine. Se trata de lo imborrable, la huella del malditismo en diversas generaciones.@Juliiann0 Enlace: https://www.instagram.com/p/..