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Cuando comienzas el libro, no sabes realmente que te vas a encontrar. Vas avanzando por sus páginas igual que la protagonista va avanzando por su vida. Pasas página tras páginas poco a poco, saboreando el libro y su contenido. Te atrapa sin que te des cuenta. No con una historia llena de acción y súper emocionante, sino con una historia tranquila, relajada y sencilla.La historia es una mezcla de cosas. Es el casi día a día de Alessandra, Ale, y de cómo lleva la muerte de su madre. Es la forma que ella tiene de comenzar a ver las cosas de otra manera, a sentir las cosas de diferente forma y de ver como son las personas que la rodean realmente. Aprende a ver más allá, a no quedarse solo en la superficie.Está dividido en dos tipos de capítulos diferentes. Por un lado, tenemos el día a día de Ale, como avanza su vida. Y por otro lado, hay capítulos en los que Ale recuerda cosas de su madre, pequeños trozos de como era su vida antes, a través de los cuales conocemos la relación que había entre ellas y lo mucho que Alessandra quería a su madre.En cuanto a descripciones, están en su justa medida. Te describe las cosas lo suficiente para saber cómo son, pero no es muy detallista, por lo que no se hacen pesadas de leer.Tiene un buen ritmo y es que a pesar de que no es que sucedan muchísimas cosas, en ningún momento se hace pesada o aburrida de leer. Es un tipo de historia que no necesita tener mucha acción ni un ritmo vertiginoso, sino que debe desarrollarse con tranquilidad y fluidez.El amor no es amor propiamente dicho. No es el típico amor entre dos adolescentes. Es diferente, es un afecto entre dos personas que lo han pasado mal, que va más allá de lo normal, más allá de lo esperado y que por ello es más especial, tierno, bonito y único.La historia no es ni mucho menos perfecta ni de color de rosa. Es dura a veces, y en cambio otras veces resplandece el sol. Es como la vida misma. No siempre perfecta y maravillosa, dura a veces, alegre otras. Pero al fin y al cabo, la vida es vida y merece la pena vivirla.Es un tipo de historia que te hace pensar en todo, que hace que te replantees las cosas. Te presenta a dos personas marginadas, que ya no saben lo que es la felicidad y que crean un mundo aparte, solo de ellos.Es una historia algo extraña, diferente. No recomendada para todo el mundo, ni para leerla en cualquier momento. Igualmente, es una historia que gusta, que logra enganchar, que te hace reflexionar y cuyos personajes te calan, de una manera u otra.El final me gustó, pero no terminó de convencerme el hecho de que quedase un poco abierto. Igualmente, me parece que termina de una forma muy buena. No es un feliz ni infeliz, simplemente es un final.La forma de narrar de la autora me gusta mucho. Tiene un algo que la hace especial.En cuanto a personajes, no profundizaré en un ninguno, por un simple motivo: diga lo que diga, ni se acercará a la realidad. Son unos personajes que para entenderlos y conocerlos de verdad, hay que leerlos, si no, se pierde parte de su encanto y de su esencia. Solo diré que los dos me han gustado, cada uno con su manera de ser, son muy especiales.

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Esta es una historia extraña, tan extraña que te envuelve y te acaba encantando. Es una historia en donde parece que hay más cuanto menos se dice. Los silencios compartidos son muy importantes en ella.Alessandra, nuestra protagonista, ha pasado por un momento terrible al perder a su madre después de una larga y terrible enfermedad. Ya no se siente capaz de ser la que era, el mundo ha cambiado y ella con él. Ahora vive con su abuela que hace lo posible para que recupere a la adolescente despreocupada que fue sin conseguirlo demasiado bien.En su vuelta al instituto decide que ya no quiere ser quien era y que necesita espacio a su alrededor, espacio para recuperarse, silencio para meditar su pérdida. Y el mejor sitio para ello es sentarse junto a Gabriele, conocido en el instituto como Cero. La razón de ello es que no se relaciona con nadie, va a su aire, no habla, no participa, está en su mundo. Justo lo que necesita.Cerolandia, es decir, el lugar al lado de Cero, es un bálsamo para ella. Allí no tiene que fingir conversaciones ni convenciones sociales, allí el silencio es lo importante. Pero poco a poco las cosas van cambiando. Alessandra siente curiosidad por ese chico tan callado que tiene un don excepcional para el dibujo.Y es que Gabriele tampoco tiene una vida familiar fácil. Todo lo contrario. A pesar de todo lo malo que le rodea, sigue pensando en un futuro mejor. En que algún día tendrá las cosas que ahora solo son sueños para él. No se rinde. Aunque para ello se haya aislado prácticamente de todo lo que le rodea.Y así comienza esta relación extraña y atípica, pero llena de momentos tiernos y sencillos que me gustaron mucho. Ambos aprenderán a descubrir en el otro facetas que nunca esperaron encontrar. Se van descubriendo y esos descubrimientos les llevan a sentimientos más profundo, pero a la vez más peligrosos, porque sentir, a veces, hace demasiado daño.Una vez leído el libro, entiendo mucho mejor su título original, e incluso me gusta más que la traducción. Pero entiendo el cambio porque ¿quién se acercaría a un libro que se titula Mi invierno en Cerolandia? Pues eso.Es un libro cortito, con muy pocas páginas que se lee muy rápido porque te atrapa desde el principio con la intriga de saber más de ese mundo que han creado estos dos personajes y con saber hasta dónde llegarán ambos.El final te deja satisfecha pero hambrienta. Hambrienta de más de ellos dos, de más futuro compartido, de más superación personal. Pero tengo que reconocer que me pareció precioso.Si tenéis la oportunidad de haceros con La lluvia en tu habitación dadle una oportunidad, seguro que es un libro que no os deja indiferentes. Y que os hará pensar en cosas distintas a lo habitual. Una relación, como dije, extraña pero entrañable. Enlace: https://lecturadirecta.blogs..