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La utilidad de lo inútil de Nuccio Ordine

de Nuccio Ordine - Género: Ciencias sociales
libro gratis La utilidad de lo inútil

Sinopsis

El oxímoron evocado por el título «La utilidad de lo inútil» merece una aclaración. La paradójica “utilidad” a la que me refiero no es la misma en cuyo nombre se consideran inútiles los saberes humanísticos y, más en general, todos los saberes que no producen beneficios. En una acepción muy distinta y mucho más amplia, he querido poner en el centro de mis reflexiones la idea de utilidad de aquellos saberes cuyo valor esencial es del todo ajeno a cualquier finalidad “utilitarista” […] Si dejamos morir lo gratuito, si renunciamos a la fuerza generadora de lo inútil, si escuchamos únicamente el mortífero canto de sirenas que nos impele a perseguir el beneficio, sólo seremos capaces de producir una colectividad enferma y sin memoria que, extraviada, acabará por perder el sentido de sí misma y de la vida. Y en ese momento, cuando la desertificación del espíritu nos haya ya agostado, será en verdad difícil imaginar que el ignorante “homo sapiens” pueda desempeñar todavía un papel en la tarea de hacer más humana la humanidad.
• Conferencia de N. Ordine sobre «La utilidad de lo inútil en nuestra vida».


De nuevo estoy aquí agradeciendo uno de los regalos más preciados que pueden hacerse: un libro. En este caso lo reconozco doblemente, porque viene de la mano de José Antonio Artés, de quien tanto aprendo a diario, y porque me ha desvelado un autor nuevo para mí. No había leído nada de Nuccio Ordine y, de pronto, me encuentro ante un escrito, entre filosófico, literario y artístico en el que este filósofo italiano defiende un programa del todo novedoso en una sociedad que ampara, ante todo, la rapidez de actuación para obtener beneficios materiales, sin darse cuenta de que esto favorece la derrota del pensamiento.Ordine declara, en La utilidad de lo inútil, sus principios respecto del sistema educativo europeo actual, pues, una vez leído este manifiesto, compruebo con estupor que el mal enfoque que se viene dando a la educación desde hace unos años no sólo es cosa de España.Una vez más tomamos de otros países lo peor, en vez de fijarnos en lo que nos puede ayudar más. Pues sí, parece ser algo generalizado considerar inútiles la Filosofía, el Arte, las Humanidades; puede que por eso estén desapareciendo lentamente, de manera imperceptible en unos casos, en otros de forma descarada, de los institutos, sin tener en cuenta que estas materias son las que ayudan a ejercitar el pensamiento, a razonar, a no actuar a lo loco y, por lo tanto, a hacernos mejores personas.Es muy difícil conseguir que los alumnos acudan contentos a las aulas porque normalmente se sienten presionados, por la nota, por las horas de estudio y trabajo, por algunos de sus compañeros con los que han de competir para obtener la mejor calificación si luego quieren entrar en una determinada facultad, por algunos profesores que fomentan esta actitud y enfoque de la vida? Es difícil, pero hemos de intentar que acepten el estudio, el trabajo, el pensamiento, totalmente convencidos de que esto, a la larga, hará que mejoren.Y está claro que si mejoramos como individuos, la sociedad también lo hará. Es evidente que si una comunidad está formada en su mayoría por gente buena será menos corrupta ¡Y habremos dado un paso gigantesco!Esto pensamiento no es algo mío exclusivamente, más hombres y mujeres de lo que creemos son de la misma opinión, pero los profesores debemos atenernos al sistema, a lo que nos ordenan, y vemos, destrozados, cómo se pierden horas de literatura, de educción artística, de filosofía, de latín, de griego? Sí, estamos destrozados, pero no nos rebelamos, porque el estado está consiguiendo que nos dejemos llevar, que no nos paremos a pensar en las consecuencias de nuestros actos; lo que importa es hacer, y hacerlo con rapidez para obtener beneficios inmediatos. El estado está consiguiendo que los profesores seamos cada vez más burócratas y menos educadores. Hoy hemos de rellenar impresos para todo y utilizamos un tiempo precioso en eso en vez de dedicarlo a hablar con los alumnos, a pensar en cómo vamos a enfocar una materia; porque ya está todo pensado, sólo hemos de verter a los chicos lo que nos han preparado para que cuadren las expectativas, los porcentajes, los objetivos propuestos por gente que no está realmente en las aulas y no conoce a los alumnos ni sus reacciones.Estamos creando una generación (o generaciones) competitiva, nerviosa, deprimida (nunca he visto a tanto niño y adolescente en consultas psiquiátricas y psicológicas; nunca tantos se lamentaron de la vida que les ha tocado en suerte y, realmente nunca tantos han vivido mejor) ¿Qué ocurre? ¿Dónde está el problema?Puede que no sea uno solo, que existan varios problemas a la vez, pero Nuccio Ordine abre los ojos a la sociedad que considera inútil todo el estudio de las Humanidades porque no da resultados efectivos «en efecto, un martillo vale más que una sinfonía, un cuchillo más que una poesía [?] porque resulta cada vez más difícil entender para qué pueden servir la música, la literatura o el arte»; y abre los ojos porque nos recuerda a una serie de autores que proclamaron que no se puede separar el saber humanístico del saber científico porque todo es conocimiento, y por lo tanto aprendizaje y reflexión: «Ya Sócrates lo había explicado a Agatón, cuando en El Banquete se opone a la idea de que el conocimiento pueda transmitirse mecánicamente de un ser a otro como el agua que fluye a través de un hilo de lana desde un recipiente lleno a otro vacío». El premio Nobel Ilya Prigogine ve desafortunada «la parcelación y la ultraespecialización de conocimientos». Óscar Wilde también lo proclama en un verso «le superflu, chose très necésaire». Ionesco afirma que el arte «debe servir para enseñar a la gente que hay actividades que no sirven para nada y que es indispensable que las haya». Ordine reflexiona sobre esta paradoja y se da cuenta de que cuando prevalece la barbarie ésta «se ensaña no sólo con los seres humanos sino también con las bibliotecas y las obras de arte» y es que lo grandioso desaparece cuando el ser humano toca fondo, como advirtió Cicerón «si saqueas el erario [?] entonces dime, ¿significa esto que te encuentras en la mayor abundancia de bienes o que careces de ellos» Calvino ratifica que «los clásicos sirven para entender quiénes somos y adónde hemos llegado» es decir, «se han de leer porque sirven para algo».Asimismo, a lo largo de la Historia, diferentes autores literarios han atestiguado las ventajas del pensamiento y la imaginación: Víctor Hugo «¡Oh, utilidad increíble de lo inútil!», David Foster «certificas el hecho de que las realidades más obvias, ubicuas e importantes son a menudo las que más cuesta ver y las más difíciles de explicar»; en García Márquez encontramos «la fecunda inutilidad de la literatura», y Dante arremete contra los que utilizan las letras sólo para enriquecerse, «no deben llamarse letrados [?] de la misma manera que no debe ser llamado citarista quien tiene la cítara en casa para prestarla a cambio de dinero y no para usarla tocando». En Utopía de Tomás Moro aparece una crítica a la realidad cuando «los isleños detestan el oro a tal punto que lo destinan a la fabricación de orinales [?] mientras comen y beben en platos y copas de arcilla [?] sin valor alguno». En La isla del tesoro de Stevenson, el protagonista, una vez encuentra la fortuna, muestra una total indiferencia por las monedas «se entretiene en catalogarlas, fascinado por la variedad de caras [?] y extrañeza de dibujos grabados». Pues todo tiene su base en los clásicos, los primeros que se dieron cuenta de que en el mundo «debe rebasarse la corteza para descubrir, tras la apariencia, la verdadera esencia de las cosas».Ordine nos detalla a diferentes autores y escritos para hacernos ver que si renunciamos a querer saber por el mero gusto de saber seremos esclavos, ya que estaremos limitados a lo que alguien decida por nosotros. Estamos en el siglo XXI, hemos de luchar por la libertad y para ser plenamente libres hemos de olvidar, en la medida de lo posible, el tiempo.A veces asusta, a mí al menos, ver el ritmo acelerado que tomamos, y el mucho esfuerzo que dedicamos a cosas que realmente no son tan importantes, pero que nos proporcionan un efecto inmediato: salones de belleza de los que salimos estupendas y jovencísimas, gimnasios maravillosos que nos aportan una forma física envidiable, horas en el nutricionista para que tengamos un cuerpo de veinte años de forma infinita? sin reflexionar que muchos de esos elementos o situaciones son evidentes y los podemos adquirir mediante el sentido común y otros, también evidentes, que debemos aceptar; no nos conformamos con cosas superficiales y luchamos hasta quedar exhaustos por cambiarlas mientras que no dedicamos ni la décima parte a lo verdaderamente importante Pero lo que más me preocupa es que volcamos nuestras inseguridades, nuestros nervios en los niños, abrumándolos con clases, talleres, academias en las que pasarán toda la tarde después de haber permanecido, durante la mañana, en el colegio, sin recapitular que con quien más aprenden es con sus padres, dialogando, comentando cuentos, dibujando, ejercitando la imaginación mientras se sienten queridos, protegidos por quienes deben. En fin, esta observación, aunque es mía es sólo eco de lo que ya afirmaron en su día Platón o Sócrates, al subrayar la necesidad de que la enseñanza no haga «compulsiva la forma de la instrucción» porque «el hombre libre no debe aprender ninguna disciplina a la manera del esclavo».¿Por qué para Kant «el gusto por lo bello es desinteresado» y Ovidio atestigua que, mediante las artes, «consigo olvidarme de mi desgracia»? ¿Por qué Recanati en el siglo XVII trabajaba en una «Enciclopedia de los conocimientos inútiles» que no llegó a materializarse? ¿Por qué para Gautier «todo lo que es útil es feo, como las letrinas»?Otros escritores, humanistas, científicos pueblan las páginas de este manifiesto de Nuccio Ordine, quien llega a la conclusión de que lo verdaderamente útil es el conocimiento, saber apreciar la obra de arte, saber apreciar la naturaleza, saber apreciar lo bueno del ser humano; y es lo verdaderamente útil porque es lo único que al darlo no nos empobrece sino todo los contrario, nos hace más ricos.Pero para llegar ahí se ha de trabajar de forma constante, sin prisa pero sin pausa, sin pretender resultados inmediatos tal y como proclama la sociedad actual.A todos los que trabajan por una sociedad más rica ¡Gracias! Enlace: https://elblogaurisecular.bl..
Esta obra es un manifesto que defiende a las humanidades como algo esencial para la civilización. El autor hace un trabajo muy bueno en defender a las disciplinas intelectuales que nos elevan por encima de los animales. Es un libro que depende de su bibliografía ya que basa sus argumentos en las interpretaciones de los textos de famosos filósofos y escritores.La primera parte del libro contrapone al utilitarismo con las ideas que defienden la poesía y la literatura. Equipara las letras con lo bello y lo noble. Esta parte es concluida con el argumento de que las letras nos ayudan a oponer la barbarie del presente.El autor empieza la segunda parte del libro describiendo cómo la lógica utilitarista penetra las instituciones académicas y culturales, comparando a los estudiantes con clientes y a los centros educativos con negocios. Durante el desarrollo de la segunda parte el autor cita escritores como Victor Hugo y J.H. Newman y nos explica cómo los gobiernos, con el fin de ahorrarse cuatro míseros duros, ponen en grave peligro todo lo relacionado con la cultura e incluso con nuestra mismísima civilización.La tercera y última parte critica la posesión, argumentando en contra de la subyugación de los seres queridos a una eterna cárcel sin barrotes en la que todos están obligados a amarse indefinidamente. También argumenta en contra de querer acaparar la verdad absoluta, y lo hace citando a célebres autores.Esta edición incluye un ensayo de Abraham Flexner al final del libro.Estoy muy satisfecha con esta compra. le doy un 4,5 de 5.Marina Carulla Pastor.

Comentarios de lectores del libro La utilidad de lo inútil

En este libro, Nuccio Ordine reivindica la formación humanística y, en general, teórica, que en las últimas décadas se ha visto criticada por su, supuestamente, escasa utilidad. Para ello, el italiano recaba argumentos de autores clásicos sobre el provecho que puede extraerse de aquellos saberes que no proporcionan un resultado práctico inmediato. Como es evidente, los saberes que tienen efectos de tal naturaleza no se crean "ex novo", requieren de nociones previas, de una construcción racional formada por ideas que no siempre son valiosas en el plano práctico, si se valoran de forma aislada. Esta perogrullada no es tenida en cuenta, ya sea por estupidez o mala fe, por los ayatolás de la eficiencia mal entendida, lo que hace que el manifiesto del italiano sea oportuno. Sin embargo, puede observarse en esta obra cómo la percepción de los autores sobre la situación de la cultura ha sido siempre pesimista y cabe preguntarse si es posible que la cultura tenga el peso que nos gustaría. A pesar de ello, sí es posible valerse de la historia para ver que la educación en el pasado ha sido superior a la actual. Lectura interesante, aunque a veces arremete contra la posesión de bienes no culturales a la ligera.

Autor del comentario: JAVI90
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Es interesante, sobre todo por la defensa que hace de los clásicos y las humanidades -arte, literatura, filosofía,...- frente a la tendencia actual de enfocar toda la educación y nuestros esfuerzos hacia el acúmulo de riquezas, dinero...

Autor del comentario: SANCHO
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Asombrosamente bello y útil, La utilidad de lo inútil, es un ensayo bien elaborado sobre la importancia de defender el conocimiento, las artes y las técnicas que no tienen propósitos utilitaristas. Una defensa del tan menospreciado “por amor al arte” que durante siglos motivó a miles de personas a ampliar las fuentes del saber humano, sin ningún motivo práctico.El autor de esta portentosa y curiosa obra es Nuccio Ordine, profesor de Literatura Italiana en la Universidad de Calabria. Un hombre tan ilustrado que, a pesar de no ser escritor, realiza su labor literaria con gran maestría y buen hacer. Y todo ello gracias a un estilo de escritura sencillo, elegante y excelentemente ejecutado, ya que posee una prosa rica, profunda, plagada de referencias, bien estructurada y con un desarrollo excelente, un lenguaje refinado, lleno de gran belleza lírica y razonamientos sesudos y unas descripciones suficientes, aunque quizás un poco básicas y muy poco numerosas. Éstas últimas son, sin duda alguna, el punto débil de la novela.Un libro titulado, La utilidad de lo inútil, ya nos indica el tema a tratar. Este pequeño ensayo nos habla de la necesidad de defender las humanidades, las artes, las ciencias, etc. Que no tienen una utilidad manifiesta dentro de la cultura de lo útil, de lo materialista. El texto está dividido en tres partes donde se tratan diferentes temas, pero que tiene como elemento común la inutilidad de almacenar información que, a priori, no tiene ningún uso. En la primera parte el autor hace una defensa a ultranza de la necesidad de las humanidades y las artes, poco protegidas del utilitarismo feroz en el que vivimos en la actualidad. Es en estos textos donde el autor despliega su enorme ingenio, haciendo una extensa revisión de los clásicos más ilustres, escritores, artistas, filósofos y científicos, para explicar su punto de vista. En la segunda parte, el tema pasa a ser más general, al hacer partícipe de la vital importancia que supone para nuestra sociedad mantener las enseñanzas universitarias libres de la influencia del capital, permitiendo a los estudiantes desarrollar sus capacidades y no tratándolos como meros clientes. La última parte trata sobre los clásicos, como su lectura no solo es ilustrativa y reconfortante, si no que conllevaba múltiples lecciones tanto para las aulas como para la vida.Definitivamente nos encontramos ante una pequeña joya que te deja sin palabras mientras la lees y con millones de pensamientos cuando la terminas. Es una maravilla y un soplo de aire fresco ante tanta literatura insustancial. Así que merece la pena leerlo, aunque sea un libro que requiera cierto trabajo y mucha mente abierta. Estemos de acuerdo o no, queda claro que lo inútil tiene cierta utilidad en la vida. El aburrimiento puede parecer inútil pero su utilidad radica en hacerte leer algún libro para mitigarlo. Por ejemplo, éste.

Autor del comentario: REAH_29
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