Un libro altamente recomendable para aquellos que quieran descubrir los entramados del poder y cómo se desvirtúa la historia en favor de intereses económicos a expensas del sufrimiento de miles de personas. Explicado de manera clara y amena, muy bien documentado, lo que destapa este libro es una auténtica bomba: cómo la elites judías se han aprovechado del pueblo judío para enriquecerse y escalar posiciones en el poder, y cómo han montado la idea del Holocausto como momento único en la historia, destacado sobre cualquier otro genocidio, y convertido en algo exclusivamente judío (olvidando a los gitanos, polacos, bielorrusos, comunistas, testigos de Jehová, personas discapacitadas, que el régimen nazi también eliminó). El libro se devora.

Autor del comentario: RICARDOTS
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Un libro polémico, donde conviven tanto un tono indignado y encendido como una profusa mención de datos, documentos y cifras para argumentar las posturas defendidas. El autor (intelectual de izquierdas crítico con su propio país, en el cual centra en gran medida su denuncia) diferencia entre dos “holocaustos”; el primero, el hecho histórico propiamente dicho, el segundo, la construcción ideológica dependiente del hecho histórico. La gestación y el contenido de esta ideología, así como los abusos cometidos por ciertos colectivos que el autor asocia a ella, son objeto de análisis. Tras el final de la 2º guerra mundial, el holocausto es silenciado entre las élites judías estadounidenses, debido al alineamiento del país durante la guerra fría junto a Alemania y frente a la URSS. El estado de Israel había causado una cierta indiferencia en sus orígenes, pero con la victoria en la guerra arabo-israelí del 67 gana el apoyo estadounidense, siendo una baza estratégica en la región. La idea del holocausto cobra fuerza entre las élites judías para justificar intereses y fortalecer un sentimiento de superioridad identitaria, alentando el miedo a un posible “segundo holocausto” y considerándose una minoría perseguida, pese a ocupar puestos destacados en la sociedad. Surge el concepto de la “singularidad del holocausto”, según el cual el holocausto es un hecho sin precedentes, incomparable a cualquier otra tragedia humana, cuya gravedad y significación trascienden el simple marco de la historia y alcanza lo universal, no pudiendo por lo tanto ser comprendido racionalmente; los judíos detentarían un derecho y una condición especial al haber sido las víctimas, frente a otros grupos humanos (como si hubieran sido elegidos por la historia), cosa que sublima y estimula la idea de “pueblo elegido”, así como el discurso de la existencia de un odio gentil eterno, cuya culminación fue el holocausto nazi. Según ésto, cualquier acción israelí está justificada, cultivando la paranoia y una falsa conexión entre la irracionalidad del holocausto (una muerte masiva, anónima y absurda) y la irracionalidad del antisemitismo histórico. Que otros grupos como gitanos y discapacitados también sufrieran el holocausto deslegitimaría tanto esta narración del “odio gentil” como la patrimonialización del holocausto por las élites judías. En el último capítulo podemos ver cómo tales ideas han servido a determinados organismos para lograr provecho económico en nombre de las víctimas (campaña de presión y de difamación contra los bancos suizos, manipulación de datos, flexibilización consciente de la categoría de “supervivientes”...). La conclusión de ésto es que para Estados Unidos resulta más fácil ajustar cuentas con el pasado de otros países, pero que no actúa de la misma manera con su propio pasado. Lejor de ser éste un libro que tergiverse o le reste importancia a los horrores del pasado, precisamente propone que dicho pasado no sea convertido en un instrumento para legitimar tanto políticas como chanchullos muy cuestionables moralmente.

Autor del comentario: JACKNICHOLSON
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