Convertirse en regalo para un todopoderoso rey de otra dimensión, que creÃa que podÃa hacer con ella lo que le diera la gana, no era precisamente el cuento de princesas con el que Anabel habÃa soñado desde niña. Claro que tampoco habÃa esperado nunca encontrarse a un atractivo vampiro aguardándola impaciente en su cama. En el momento en que una hermosa humana —más desvestida que vestida— le vomitó encima, Azrael supo que el regalo de Neva traÃa gato encerrado. Necesitaba descubrir por qué la bruja le habÃa regalado una humana encantada que le hacÃa querer olvidarse de todo excepto de tenerla entre sus brazos. Completamente seguro de que con sus siglos de disciplina como rey, resistirse a una mujer encantada no iba a suponerle problemas, solo necesitaba seguirle el juego a ella y a Neva para descubrir dónde estaba la trampa que le habÃan puesto. Fácil, ¿verdad? Demasiado fácil, quizás.