Vincent Rhys habÃa convertido la depravación en un arte. No era generoso ni humilde, y la mayorÃa de las veces ni siquiera era amable, a no ser que fuera en su propio beneficio. Alcohol, mujeres, peleas, juegoÂ…
Ella era el «monstruo de Redmayne». PodÃa haber sido una niña alegre, una joven feliz y una mujer con un prometedor futuro. Pero Lady Alexandra Richmond, hermana el duque de Redmayne, habÃa pasado demasiado tiempo ocultándose detrás de la cicatriz que marcaba su cara como para aspirar a ser algo más que una sombra.