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Arranqué esta lectura con un poco de escepticismo. Había escuchado decir de esta novela que era lacrimosa, que la bajada de línea era burda, y esperaba una de esas novelas durísimas y desoladoras del naturalismo. Nada que ver.El mayor acierto de Gorki es contar la historia desde el punto de vista de Pelagia, la madre del título, una mujer trabajadora y sumisa, que tras padecer toda la vida la violencia de su marido, se encuentra con que su hijo veinteañero se ha vuelto socialista. Tras el shock y el terror inicial, Pelagia comienza a sentir curiosidad y a prestar más y más atención a las conversaciones entre su hijo Pavel y sus compañeros de militancia que se reúnen en su casa. de a poco Pelagia comenzará a comprender la situación de la clase obrera como la expone el marxismo, despertando su conciencia de clase, y empezará a sentir admiración por la militancia de su hijo y sus amigos. El rol de Pelagia dentro del movimiento va cobrando centralidad, y el miedo va desapareciendo para ser reemplazado por el fervor y la satisfacción que derivan de sentir por primera vez que la vida tiene sentido. Pelagia, que siempre pensó que estaba en el mundo para sufrir y aguantar, comprende que la generación de su hijo lucha para construir un futuro mejor para toda la humanidad, y que vale la pena que la generación mayor entregue su vida, de ser necesario para ayudarlos a conseguirlo.Por supuesto que la novela tiene momentos muy duros: represión a los obreros, injusticias, persecuciones, torturas. Pero el tono nunca es desesperanzado. Por el contrario, Gorki nos sugiere que todo ese sufrimiento es el precio que hay que pagar para que la revolución pueda concretarse (y no estaba muy errado, considerando que la novela es diez años anterior a la revolución de octubre). Subrayé la mitad de la novela porque la presentación y el análisis de la situación de la clase trabajadora no tienen desperdicio. Realmente a uno le dan ganas de empuñar la bandera roja como Pavel y entonar La internacional en la cara de los soldados zaristas. La novela está basada en un caso real, protagonizado por Piotr Zalomov y su madre Anna Zalomovna, ambos encarcelados por su rol en una manifestación por el Día del Trabajador en los astilleros de Sormovo en 1902. ¡Lectura súper recomendada!

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Continuó en mi viaje por la literatura Rusa buscando nuevo autores que me apasionen. Autores de esos que me obligan a marcar con mi lápiz párrafos enteros. En este camino me tope recientemente con El héroe de nuestro tiempo de Lermontov, del cual ya escribí mi impresión, y ahora este, La madre, de Máximo Gorki.Si bien me pareció un libro más completo, más profundo en el análisis de sus personajes, motivaciones, pasiones, miserias, me resulto un libro un también demasiado ingenuo. Es difícil ciertamente apreciar en 2019 un libro de 1907. Gorki fue inicialmente un gran representante del movimiento obrero, para luego enemistarse con el régimen de Stalin y finalmente, dicen que enfermo y ávido de volver a Rusia accede a escribir loas sobre el Stalinismo. Este libro explica con mucha claridad, a través del personaje de la madre, mujer abnegada que vivió una vida de golpes y pobreza, su hijo, un joven que comprende la necesidad de la liberación del pueblo y la defensa de los trabajadores, las condiciones de vida en las que estaba sumido el pueblo ruso en le era de los zares. También argumenta cual era el reclamo y las intenciones de los revolucionarios, los cuales son, en el libro de Gorki, todos decentes y pacíficos. Hay muy pocas escenas de violencia, la vida que se describe es ciertamente dura y probablemente injusta pero no se describe la violencia que probablemente de hecho se vivía, no aparecen ejecuciones arbitrarias, maltratos físicos a los trabajadores, no describe el horror como lo hace Dostoievsky.Los personajes son seres queribles, bondadosos y nobles que luchan por mejorar la vida del pueblo y realizan una argumentación muy lineal y sencilla sobre los principios del socialismo.Tal vez una mayor descripción de la brutalidad zarista y de las vejaciones sufridas por los humildes ayudarían, en mi caso, a lograr una mayor identificación con lo relatado, que me resulto poco apasionante.Sin dudas fue un relato extremadamente valioso en su época pero hoy tal vez su importancia es justamente más histórica que literaria.