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El enfermo imaginario de Molière

de Molière - Género: Humor
libro gratis El enfermo imaginario

Sinopsis

El 17 de febrero de 1673. Moliére caracterizaba a Argan, el protagonista de su obra el enfermo imaginario, cuando en la escena final le sobrevino un ataque y falleció pocas horas después. En su última obra, el dramaturgo francés presenta a ese tipo de enfermo imaginario que ha existido siempre: aquel que estando totalmente sano se siente enfermo, se cree débil y lleno de achaques y se cuida —al mismo tiempo que se hace cuidar— extremadamente para aliviar esos males que imagina. Y exige que todos los que viven junto a él giren alrededor de su enfermedad. A pesar de sus muchas escenas caricaturescas y divertidas. El enfermo imaginario es una comedia dramática. Argan, en su egoísmo, es la imagen de la incomprensión; procede injustamente, y hasta en forma perversa, con su hija, sin importarle sacrificar su felicidad. El desenlace es sencillo y natural, y las escenas finales son hábiles y cuidadosas. Todo ello y la maestría del autor para enfocar el tema central explican la vigencia actual de esta obra que tiene ya varios siglos.


Por Dios, hijo mío; no hay sirviente que no tenga defectos, y muchas veces hay que soportarles lo malo en gracia de lo bueno. Ésta es hábil, cuidadosa, diligente y, sobre todo, fiel. Ya sabes cuántas precauciones hay que tomar antes de admitir gente nueva. ¡Antonia! ~ El enfermo imaginario de Molière. Argán vive obsesionado con los médicos y las enfermedades. Su obsesión llega a tal punto que sueña con casar a su hija con un médico o con un farmacéutico. Para él sería la boda perfecta. Pero su hija está enamorada y no precisamente de un médico. Angelica es la criada del matrimonio y ya está harta de la situación así que urde una trama con la que abrirle los ojos a Argán y conseguir que todo acabe de la mejor manera para todos.El enfermo imaginario es una de esas obras clásicas leídas en mi época estudiantil que recuerdo con cariño porque me había provocado carcajadas. Y la verdad es que la memoria no me ha engañado. Me he vuelto a reír y con la madurez de los años he percibido cierta sutilezas en el lenguaje así como la ironía que por entonces no detecté. ¡Qué necesario releer aquellos libros desde otra perspectiva!