Rafael de León y Primo de Rivera, casado con MarÃa de las Cuevas Pickman, nieta del fundador de La Cartuja de Sevilla, habÃa fundido el capital de su esposa y vivÃa de los préstamos que le proporcionaba un amigo: el capitán de la guardia civil Vicente Paredes Maroto. Un buen dÃa un anónimo le advirtió de que el capitán pretendÃa a la marquesa. Preso de cólera, buscó al militar, le halló en un teatro y sin mediar palabra le derribó de un tortazo. Poco después acordaron un duelo a muerte. Se celebró el 9 de octubre de 1904. El marqués murió y la tragedia conmocionó a la ciudad. La Iglesia prohibió el entierro en el camposanto y la multitud enardecida lo enterró a la fuerza, pero por la noche serÃa exhumado y trasladado por los guardias al cementerio civil.
Miguel Martorell cuenta esta historia, real aunque no lo parezca, que arranca a comienzos del siglo XIX, con la llegada a Cádiz y más tarde a Sevilla de Carlos (Charles) Pickman Jones, nacido en Londres e hijo de un fabricante de loza. Sigue una sucesión de muy breves capÃtulos, de dos o tres páginas cada uno, que bien podrÃan ser escenas de una pelÃcula, escritos con extrema elegancia y sostenidos en una detenida investigación, que no excluye sino que explota a conciencia las fuentes literarias, españolas y de otros paÃses. Martorell va presentando a los protagonistas y urdiendo la trama, para presentar el cuadro de la sociedad sevillana y española del novecientos, y si me apuran, de la Europa de la época, de aquella “comunidad internacional de elegantes caballeros”: aristócratas devenidos en rentistas, arruinados y endeudados; sus casas y palacios, sus viajes a Madrid y sus veraneos en ParÃs y San Sebastián; sus aficiones y su ocioso tren de vida; hombres y mujeres de la alta sociedad y de la baja, con sus códigos de conducta. Por sus páginas desfilan el mundo rural, sus servidumbres y sus crÃmenes; los obreros de la fábrica y sus primeros conflictos; la polÃtica de los notables y sus instituciones; los militares y la Guardia Civil, y el rearme de la Iglesia católica contra aquel siglo liberal. Y precipitándolo todo, el significado y los rituales de los lances de honor, del duelo, que fue ya una pieza importante en el anterior libro de Martorell: José Sánchez Guerra. Un hombre de honor (1859-1935)