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El príncipe destronado de Miguel Delibes

de Miguel Delibes - Género: Otros
libro gratis El príncipe destronado

Sinopsis

La originalidad de esta novela estriba en el reducido marco que el autor se ha impuesto, no sólo en los límites cronológicos —la obra se desarrolla a lo largo de unas horas de un día de diciembre—, sino al tener la valentía de centrar el peso de la anécdota sobre un niño de tres años.

Los conflictos entre los adultos, los barruntos dramáticos que se apuntan sólo valen en cuanto rozan la psicología de Quico, el pequeño protagonista. Se trata pues, de una tentativa de aproximación al mundo de la primera infancia, ese mundo inefable y sepultado en el fondo de los tiempos a que a veces parece aflorar, para esfumarse de nuevo, al conjuro de un sabor, un aroma o una canción. Por la sencillez y sensibilidad con que han sido descritos, algunos personajes de esta obra quedarán como antológicos dentro de los tratados por Miguel Delibes.


Para celebrar el centenario del nacimiento de Delibes este año me había propuesto acercarme de nuevo a sus novelas y releer, al menos una de ellas. A las alturas del año en que estamos casi no soy capaz de cumplir este reto, pero lo he conseguido. En principio me plantee leer La sombra del ciprés es alargada, una novela a la que tengo cierto apego por desarrollarse la primera parte entre las calles de la ciudad que me vió nacer. Era una buena opción, pero entonces encontré entre los libros de una de mis estanterías un ejemplar de El Príncipe destronado, una tiernísima novela en la que el autor da voz a Quico, un niño de tres años (casi cuatro) que en mi memoria siempre tendrá el rostro y el gesto de Lolo García, el pequeño actor que le dió vida en La guerra de papa, la película que Antonio Mercero dirigió en el año 1977 basándose en la obra que nos ocupa. Esta película es una maravilla de adaptación y os aconsejo verla, no solo por la ternura que transmite su pequeño protagonista, sino también por el papelón de Verónica Forqué como Vitora. Pero vamos a lo que nos ocupa, el libro, porque, por muy buena que sea la cinematografía, la novela es aún mejor. Estamos ante una novela corta, en la que se narra un día corriente de la vida de Quico, el quinto hijo de una familia acomodada, en diciembre de 1963. La novela transcurre desde que despierta, a las 10 de la mañana, hasta que se acuesta, a las 9 de la noche. Un día que en sí podría resultar simple, un día que podría resultar pobre literariamente, pero en la que el autor, a través de la mirada del niño y de sus vivencias cotidianas nos adentra en los mundos de la psicología, la sociología, la política e incluso la historia. Los aspectos psicológicos son evidentes, quedando ya de entrada patentes incluso en el título de la novela El príncipe destronado que responde a un síndrome del mismo nombre que se refiere, básicamente a los celos que la llegada de un nuevo hermano generan en el hermano anterior y que se caracteriza por ciertos comportamientos tipo como la desobediencia, que en Quico coincide además con la desobediencia típica de los niños a la edad de nuestro protagonista. El regreso a una etapa de desarrollo anterior patente y reiterativa en la vuelta a la falta de control de esfínteres de nuestro protagonista por la noche (hacerse pis en la cama) e incluso durante el día (repasarse, haciéndose pis sin darse cuenta) y que a la edad que tiene, tres años llegando a cuatro, ya debería estar controlado. Cambios en el sueño, que se traducen en la última y magnífica escena final, y en la alimentación, ese hacerse bola de la comida en la boca de Quico y el tener que darle de comer por su desgana. Sus continuas llamadas de atención, caracterizadas por esa necesidad de hacer a todos los mayores con los que se relaciona partícipes de todo lo que le ocurre y de implicar a sus hermanos en su vida para sentirse, de nuevo, el centro de atención. Y, por último, la tristeza, esa tristeza que el autor coloca siempre en su mirada. Y si la personalidad de nuestro pequeño protagonista queda descrita de forma precisa, no queda menos patente la personalidad del resto de los personajes a los que conocemos más por sus acciones que por la descripción que el autor hace de los mismos: Papa: un hombre ausente de la vida diaria, pero autoritario, intransigente y machista como el común de los hombres de la época. Mama: una mujer que mantiene la distancia con sus hijos. Vito: la mujer servil y la que ejerce, en la práctica, de madre para este pequeño. Domi: la niñera desmotivada, más preocupada del cotilleo y de quedar por encima de su señora que de ejercer las labores por las que recibe su salario. Juan: ese hermano que en su momento también fue destronado y cuya mayor afición es hacer rabiar al pequeño. Estos personajes, junto al resto de secundarios, los hermanos, Femio, la Loren... conforman un microcosmos que es el reflejo de una sociedad que el autor refleja en su novela de manera magistral. Estableciendo en primer lugar una clara frontera entre clases que se da ya, en el mismo domicilio, donde existe una clara distinción entre la zona noble por donde se mueven la familia y la niñera y la zona de servicio, reino indiscutible de Vito, y a la que la madre se acerca esporádicamente y casi, exclusivamente, para poner orden cuando ve que al servicio se le va de las manos la educación de los niños. Plasma además el autor con verdadera maestría la diferencia de roles de género, el hombre trabaja fuera para llevar el dinero y la mujer se ocupa de la casa y de los niños. Y en esta separación de géneros el autor plasma implícita y explícitamente la relación de un matrimonio que hace aguas, poniendo ante nuestros ojos el enojo contenido y las discusiones educadas que no suben de tono para no dar oídos al pregonero, pero cuyas palabras envenenadas duelen más que la mayor de las bofetadas. Papá pertenece al bando de los vencedores de una guerra que, a pesar de los años transcurridos sigue muy presente en la vida de esta familia. Esa victoria es, posiblemente el origen, o al menos uno de los factores que le permite llevar una vida desahogada, manteniendo dos casas, 6 hijos, el servicio de la casa y el chofer y las vacaciones anuales en San Sebastián. Y le supone además esgrimir ante sus hijos y su mujer una superioridad moral que le hace creerse poseedor de la verdad ideológica absoluta y garante de transmitir esa verdad a sus hijos, de imponerles esa idea de que ellos, su bando, son los buenos y los vencidos, los que tienen enfrente son los malos. Y de esa forma el padre sigue confirmando una historia que ganaron ellos, los vencedores de la guerra de Papa. La novela está escrita de forma aparentemente simple, y sin embargo tremendamente compleja. Una novela en cuyo lenguaje el autor desliza, en su justa medida, expresiones propias del lenguaje infantil y del lenguaje vulgar propio de las clases bajas. El paisaje se reduce a las estancias de la casa y las páginas están repletas de diálogos que dotan de verdadera agilidad a la historia, predominando en esta novela más el arte de mostrar que el de contar. Una lectura deliciosa que apenas dura una tarde, pero a la que no le falta nada para ser una novela redonda. Una lectura que nos muestra una época que quizá nos resulte ajena, con sus casa señoriales, con sus telenovelas en la radio, con sus coplas, con el servicio militar que a muchos les llevaba a tierras africanas, con los niños entretenidos con TBOS y con chapas de refresco, con la presencia continua del cielo y el infierno en la educación de los pequeños? una época que pasó, pero que fue así, al menos para algunos. Una novela en la que la inocencia de un niño y la literalidad de las palabras que escucha y que interpreta sin sarcasmos e ironías, pondrán, en más de una ocasión la sonrisa en nuestros labios. Una novela que, estoy segura que disfrutareis si la leéis sin más pretensiones que disfrutar de una gran historia y una magnífica novela.
Nuestra infancia es un paraíso perdido, como el de John Milton. Solo que aquella fue real, pasó y no volverá. Con una introducción extensa de Antonio Gómez Yebra, El príncipe destronado se abre como una flor, como uno de esos cuentos de antaño en los que resonaba el iniciático Érase una vez. Esta novela se publicó durante el franquismo y el título, según nos cuenta Gómez Yebra, sonó mal porque parecía que se refería a Juan Carlos I, que era el heredero al trono para cuando falleciera Franco. Sin embargo, consiguió pasar esa censura y se publicó. Más que el título, hay reminiscencias pacifistas en su interior que suponen una mayor crítica a cualquier guerra o régimen dictatorial. Protagonizada por un niño de tres años llamado Quico, esta novela transcurre durante doce horas de un día cualquiera en la vida de Quico y su entorno. Desde las diez de la mañana hasta las diez de la noche, el lector será protagonista, al igual que el propio Quico, de multitud de anécdotas, experiencias, diálogos y sucesos. Esta edición contiene algún que otro dibujo realizado por el hijo del escritor cuando tenía una edad aproximada a la del protagonista Quico. El príncipe destronado se titula así porque, un día, Quico es efectivamente destronado. Nace su hermana Cris y, como es de suponer, todas las atenciones son hacia ella y él pasa a un segundo plano, deja de ser el rey de la casa. El personaje de Cris, al ser una bebé, apenas interviene si no es para expresar algún intento de palabra. La madre de Quico, sin embargo, es quizás el segundo personaje más potente tras el protagonista. Se nos define como una mujer agobiada, de carácter fuerte, sometida al mandato de su marido y relegada al cuidado de los hijos, que no son pocos precisamente. Merche, la madre, está cargada de paciencia porque Quico llega a resultar exasperante al lector y así lo refleja narrativamente el autor. Las doce horas transcurren en la casa de Quico, excepto en dos ocasiones en las que salen de casa. La pasión del niño está en llamar la atención a la madre, y para ello Delibes realiza un examen minucioso de la infancia como ya lo había hecho en otras obras como Mi idolatrado hijo Sisí, El camino y Las ratas. Quico, y los niños pequeños en general, en realidad, se da cuenta de muchas más cosas que, a veces, creemos que ignoran. Que sean pequeños no les exime de no saber de lo que los adultos hablan, lo que sienten e incluso lo que piensan, más bien al contrario, puesto que lo ven con su mirada límpida y desprejuiciada. Aunque está situada temporalmente en los años 60, hay ecos de Guerra Civil, como no podía ser menos en una obra de Delibes. Por ejemplo, el padre de la familia que está la mayoría del tiempo ausente y que quizás es infiel a su mujer le cuenta a Quico que él luchó en el bando nacional y que mató alrededor de cien malos. El padre, aunque aparece poco, saca a relucir constantemente su carácter horrible, déspota y autoritario. Quizás por ello el lector empatiza con Merche y se pone de su lado en las rencillas matrimoniales de las que es testigo. Llevada al cine con el título de La guerra de papá (Antonio Mercero, 1977), los personajes son coetáneos con la actualidad de la época. La novela sigue un orden cronológico, un ritmo rápido de ajetreo de las tareas del hogar y se definen los personajes a partir de la multitud de diálogos que encontramos en ella y que agilizan la narración. La narración en tercera persona aporta una visión que de haber sido en primera quizás resultaría más limitada y angosta. Aun así, Quico dice palabras en sus diálogos que no le corresponden a un niño de tres años al resultar demasiado formales o cultas. Sin embargo, la verosimilitud de las conversaciones ayuda a empatizar con el pequeño y al final su presencia se hace casi física: podemos sentir a Quico a nuestro alrededor. Delibes vuelve a cometer el tan temido laísmo en una obra brillante que, aunque no sea de sus novelas más famosas ni reconocidas, quizás por su sencillez merecería más méritos. Cabe destacar que no me ha resultado nada naíf, algo que podría haber ocurrido.
Por fin me inicio con Delibes. Mi gran esperanza de enamorarme de la literatura española, o al menos de parte de ella. Y estoy muy contento porque el resultado ha sido el esperado. El príncipe destronado nos narra una historia desde el punto se vista de Quico, un niño de 3 años. Bajo el fondo de una gran guerra. Quico me ha despertado una ternura increíble. Él, que hasta entonces, era el benjamín, pasa a convertirse en el 5° de seis hermanos. Comienza ahí una historia que se desarolla en un solo día donde Quico tratará de recuperar su estatus perdido, a través de cualquier gamberrada. Lo dicho, muy tierno. Delibes que alegría haberte conocido. Y ahora ¿con qué sigo?

41 HumildeLector08 noviembre 2020Señalar este contenidoVer la página de la crítica Siempre es una delicia leer cualquier cosa escrita por Miguel Delibes. Hoy toca hablar de una novela corta, aparentemente sencilla, pero cargada de matices.El príncipe destronado (1973) lleva el título del síndrome que los psicólogos infantiles usan para explicar la aparición de los celos en los niños después del nacimiento de un nuevo hermano.En este caso el príncipe es Quico, un niño de cuatro años que vive en el seno de una familia acomodada en el Madrid de los años 60.El planteamiento narrativo sumamente original: toda la historia transcurre en un sólo día, desde la mañana hasta la noche, y el escenario es el piso donde vive Quico con su familia y las mujeres del servicio doméstico. Cada capítulo corresponde a una hora del día.Quico es el hilo conductor en todo momento. Él nos devuelve al mundo infantil, del que todos provenimos, lleno de imaginación, inocencia, maravillosos descubrimientos e ilusiones, pero también poblado de miedos e inseguridades. (Sigue leyendo la reseña en el enlace) Enlace: https://humildelector.com/20..
El libro comienza con un Martes, 3 de diciembre de 1963 y básicamente se nos cuenta qué ocurre ese día. Un día cualquiera en el hogar de la familia protagonista, la de Quico.Quico es un crío a punto de cumplir cuatro años y es el príncipe destronado de la casa, Cris acaba de nacer, así que las atenciones son para ella. Así, pasamos el día entero tras él y ?en otro plano- sus hermanos, su familia, las criadas, etc. La historia se divide en horas, marcando así cada capítulo, el autor nos cuenta las andanzas de Quico en un lenguaje ampliamente coloquial, que de vez en cuando nos hace esbozar más de una sonrisa. El niño pasa mucho tiempo con Juan (al que destronó en su día), dejándonos momentos que muchos podemos reconocer a la vez como nuestros, de nuestra infancia, seamos de la quinta que seamos. La destreza literaria de Delibes nos permite entender perfectamente al crío, sus miedos y sus gozos, dejando- como digo- sentirnos identificados.Me gustó bastante, es una obra que no conocía hasta encontrarla en la estantería de una librería de segunda mano; no leí la sinopsis si quiera, simplemente autor y título, se vino conmigo a casa? y la verdad es que fue toda una sorpresa, una narración entretenida que se lee de forma muy ágil, prácticamente del tirónUna novelita sin giros argumentales ni altibajos de ningún tipo y que, sin embargo, tiene algo especial.Finalizo, como viene siendo costumbre, recomendando su adaptación cinematográfica: La guerra de papá, de 1977, dirigida por Antonio Mercero. Enlace: http://locaporincordiar.blog..

Comentarios de lectores del libro El príncipe destronado

Libro ligero que se lee fácil al poner al lector en la piel de un crío de 3 años que, como todos los niños de su edad, hace algunas trastadas. Lo mejor del libro precisamente está en los secundarios. Es una novela que ambienta muy bien las relaciones entre padres y sirvientes de la alta sociedad en la España de la posguerra. Hay un crítica social velada que hace recomendable el libro. En cualquier caso, no es el mejor libro de Delibes.

Autor del comentario: LUISICH
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Maravilloso Delibes como siempre.

Autor del comentario: JIMENA CID
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Gran libro estupendamente escrito, como casi todo lo que hace. Lectura para todos los públicos demuestra lo que esconde una casa de ricos, no es oro todo lo que reluce. Muy buena, lo recomiendo.

Autor del comentario: KINTUX
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Una pequeña novela que insinúa más de lo que dice, que nos cuenta la vida de una familia española de clase media alta en la España de Franco desde la mirada de un niño, con un lenguaje muy sencillo, que se lee rápidamente, con unos personajes muy creíbles.

Autor del comentario: MANUELFL62
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La narración cuenta la historia de un niño, Quico, cuyo reinado como benjamín de la casa ha quedado relegado ante la llegada de una nueva hermana. Fresca y divertida, la novela se lee rápido y abundan los diálogos con expresiones coloquiales de niños y adultos.

Autor del comentario: CCASCONM
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Novela tierna donde las haya. Una preciosidad, recomendable al 100%

Autor del comentario: MARYHARKER_
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Una historia sencilla pero tierna: el niño que ve amenazada su posición de "rey de la casa" ante la llegada de un nuevo miembro a la familia. ¿Qué hermano mayor no sintió alguna vez algo parecido al protagonista?

Autor del comentario: MARSUALONSO
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Un manual para entender a un niño pequeño y poder ser más comprensivo con ellos. Con Quico, Delibes crea un personaje para la historia de la literatura española.

Autor del comentario: SANESTEBAN
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Grande Delibes, como siempre, con su prosa sencilla, que nos transporta a entender la historia desde el punto de vista de un niño.

Autor del comentario: PIPPILOTA
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El menos "delibes" de los libros de Delibes... Describe una época (finales del franquismo) desde los ojos de un niño de "casi cuatro años". No es de lectura fácil, pero la considero una novela de interesante lectura, recomendándolo.

Autor del comentario: FERNANDOLUCAS
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