“Por cierto”, dijo Appleby, “¿cómo se llama esta est…”. Se detuvo, su pregunta ya tenÃa respuesta. Justo frente a él, bien iluminado por los rayos amarillos de un farol colgante, habÃa un letrero escrito con trazos nÃtidos. Leyó el texto: APPLEBYÂ’S END.
Han estado sucediendo cosas extrañas en Snarl: animales desaparecidos han sido substituidos por figuras de mármol, funestas lápidas han aparecido presagiando muertes futuras. El inspector de policÃa John Appleby viaja en tren para consultar sobre el caso. Su viaje es interrumpido, sin embargo, cuando el inescrutable señor Raven le informa de que no llegará al trasbordo y se muestra encantadÃsimo de ofrecerle un lugar donde pernoctar.
Appleby queda deslumbrado por su amabilidad, pero en seguida le invaden las dudas. A medida que se llena el compartimento del tren, Appleby se da cuenta del desconcertante parecido que tienen todos los pasajeros: la misma nariz larga, los mismos ojos frÃos... pronto se encuentra frente a toda la familia Raven. ¿Qué pueden querer de Appleby estos extraños?
Según va conociendo a los Raven y su pariente novelista, Ranulph, va adivinando que tienen relación con el caso. ¿Tienen los Raven intenciones aviesas o son la clave para desvelar el misterio?
En este pueblo extraño plagado de personajes curiosos e historias inquietantes, ¿deberÃa Appleby sentirse seguro o deberÃa haber visto las señales?