No hay mayor sacrificio que la renuncia , Arturo Ugalde puede dar fe: sobrelleva desde hace tiempo el tormento de la pasión silenciada . Ariadna Elizalde justo experimenta la incertidumbre previa al padecimiento.
Una situación mortificante , causa de juicios equivocados y acciones desacertadas; donde la insidia de terceros deviene la gran agraciada: comprometiendo el futuro, coartando libertades e impidiendo la rectificación de errores.
Con todo, queda por ver si la fortaleza de espÃritu que exhiben Ariadna y Arturo bastará para afirmarse en su determinación. Reprimir el amor vehemente y llevarlo al terreno de la indiferencia no es empresa fácil; sin contar que la fuerza de la pasión está por encima de lo imaginable.