Los publicó Max Aub, por primera vez, en México D.?F., en 1957, arguyendo en el prólogo (Confesión) que se trataba de «material de primera mano», confesiones recogidas a asesinos de Francia, España y México: «Todos desembuchan escuetamente las razones nada oscuras que los llevó al crimen, sin otro que dejarse arrastrar por su sentimiento». Sigue diciendo Aub que los mejores testimonios los extrajo de los cuerdos, y que los locos, en contra de lo previsto, le resultaron decepcionantes. Ésta es una pequeña antologÃa de esos CrÃmenes ejemplares que procura evitar la monotonÃa, que es otro crimen.