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A pesar de ser un libro que trata sobre el tema de la Guerra Civil, sobre el que tantísimo se ha escrito ya, me ha resultado diferente y de muy agradable lectura. La razón es que la trama se nos presenta desde el punto de vista y las vivencias de un niño. Es por tanto un enfoque desde la inocencia infantil que me ha transmitido mucha ternura. La narración está hecha en tercera persona.El autor, Martín narra los recuerdos de su padre Martintxo, un niño tremendamente inquieto y con una gran imaginación a quien la guerra cambia por completo su vida ,que hasta entonces se había desarrollado en un tranquilo pueblo de Vizcaya. A veces el narrador aparece para hablarnos de su distante relación con su padre, y sobre sus propios sentimientos o para comentar los mismos capítulos relatados desde los recuerdos de ese Martintxo ya anciano. Estos cambios hacen que el relato sea más ágil y ameno. El libro, sin estar plagado de fechas y datos históricos, relata hechos reales que se dieron en este período de tiempo como por ejemplo la salida de muchos niños de la Guerra que fueron acogidos en Francia para ayudarles a escapar de la misma. En mi opinión, es un libro donde se hace sentir al lector muy distintas emociones y sentimientos, desde la tristeza hasta la risa a veces, precisamente porque el estar narrado desde el punto de vista de un niño hace que se desdramaticen muchas de las duras situaciones que una guerra conlleva. La forma en que se alterna la realidad con la fantasía en la mente de ese niño constituye el perfecto mecanismo de defensa sin el cual hubiese sido más difícil sobreponerse a las vivencias tan duras que él y sus hermanos tuvieron que sufrir. Un libro que me ha dejado muy buen sabor de boca y un autor al que tengo la intención de continuar leyendo.