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La Sed es un libro que está dividido en dos partes, con un capítulo introductorio que se sitúa en realidad al final (pero no es spoiler). La primera parte nos habla la vampiresa, contándonos un resumen de su no-vida. Esta parte es la que más me ha gustado, porque no suele haber muchos libros contados desde el punto de vista del vampiro y menos de una vampiresa. Aunque hay que decir que no es un vampiro al estilo super fuerza, super poderosa, etc... la verdad es que me ha gustado que sea más normal puesto que le da un punto extra a su historia: La vida de la vampira (de la cual no sabemos el nombre) gira en torno a su sed, que como si fuera el mono de las drogas, la acompaña en todo momento y es el eje director de todas sus decisiones. Además, su fragilidad añade una capa, puesto que no puede hacer su voluntad en todo momento sino que tiene que estar pendiente de que no la descubran. Podría extrapolarse a la vida de una yonki perfectamente La segunda parte nos centra en la vida de la humana, madre divorciada con un hijo que está pasando por un momento muy difícil: su madre se esta muriendo de una enfermedad degenerativa. Esta parte al principio me resultó más pesada, puesto que el día a día de una persona al principio puede resultar curioso, pero llega un momento en que se empieza a hacer monótono. Pero lo cierto es que cuando llega a ese punto, el interés aumenta justo porque pasa lo que, al menos yo, esperaba desde la página uno. Aquí me vuelve a pasar que pienso que toda la historia podría extrapolarse a una adicción, puesto que su vida tiene todos los ingredientes para acabar siendo adicta, con una situación muy complicada emocionalmente, aislada cada vez más de los amigos y con dolores crónicos debido a una operación. No lo digo como algo malo, puesto que la idea de unir adicción con la sed de sangre, aunque no nueva, siempre me ha interesado. El ritmo de narración es bastante ágil y el breve vistazo a la historia de Buenos Aires a pie de calle me ha llamado mucho la atención. Además en los vampiros siempre hay un punto de sensualidad que le da un puntillo a la trama, aunque para mi ha sido más evidente en algunos momentos que creo que no eran los que pensaba la autora. Vamos, que no han sido en las escenas de sexo. Con todo esto, y teniendo en cuenta de que el libro tiene 300 páginas en formato pequeño, me lo he leído en un sólo día. Es el primero que leo de la autora pero no creo que sea el último. Por cierto, la autora es Argentina, pero si a alguien le preocupa no entender bien todas las expresiones, que se despreocupe, está todo escrito bastante neutro.

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Dos personajes femeninos, dos mundos, dos tiempos que se fusionan. Una vampira del Viejo Mundo de Europa, perseguida, llega a orillas del Río de la Plata junto a las oleadas inmigratorias de mediados del siglo XIX. La naciente ciudad de Buenos Aires será su nuevo hogar y las guerras y las pestes le permitirán cazar oculta entre las sombras. Años más tarde, una mujer contemporánea se enfrenta a la cercana muerte de su madre debido a una enfermedad terminal que sólo brindará dolor. Una llave unirá a estas dos mujeres.«La sed» es una novela de género fantástico, excelentemente escrita. También es un libro que se adentra en el territorio de la vida y la muerte, y del vínculo primario con la madre. Abre la reflexión sobre la mortalidad y la inmortalidad. ¿Hasta dónde llegamos para alargar la vida? ¿Cómo nos relacionamos en torno a la enfermedad, al dolor, al fin? Los instintos rigen este mundo; todas estas páginas están saciadas de tensión, sexualidad, deseo, sangre, violencia y soledad. Leer este libro es sumergirse en la historia de barro de Buenos Aires, en escenarios macabros, lúgubres y de grandes aspiraciones. Una novela ideal para quienes deseen dejarse llevar por los mitos y fluir entre la sangre roja.

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La sed es un novelón, sin más. La historia se divide en dos partes, la primera narrado desde el punto de vista de una vampiresa, nos enseña cómo se convirtió, cómo vivió los primeros años con sus hermanas y cómo en Europa comienza una persecución a su clase que la conduce a Argentina. En Buenos Aires, conoce el horror de la muerte colectiva durante la epidemia de la fiebre amarilla de 1871 y como durante esa época alimentarse era fácil, porque nadie prestaba atención a los muertos. La segunda parte, nos muestra el Buenos Aires de ahora y a una mujer que está lidiando con la enfermedad terminal de su madre, mientras vive su propia maternidad. El camino de ambas se cruzan en el cementerio en el que la vampira lleva recluida más de un siglo. Marina Yuszczuk hace un ejercicio de escritura brillante, con personajes fuertes y femeninos, y recupera un género que estaba un pelón olvidado en la literatura hispanohablante. Me encanta el universo que ha creado y me encanta esta recuperación de lo gótico.