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Alegría de Manuel Vilas

de Manuel Vilas - Género: Realista
libro gratis Alegría

Sinopsis

Finalista Premio Planeta 2019.

Desde el corazón de su memoria, un hombre que arrastra tantos años de pasado como ilusiones de futuro, ilumina, a través de sus recuerdos, su historia, la de su generación y la de un país. Una historia que a veces duele, pero que siempre acompaña.

El éxito desbordante de su última novela embarca al protagonista en una gira por todo el mundo. Un viaje con dos caras, la pública, en la que el personaje se acerca a sus lectores, y la íntima, en la que aprovecha cada espacio de soledad para rebuscar su verdad. Una verdad que ve la luz después de la muerte de sus padres, su divorcio y su vida junto a una nueva mujer, una vida en la que sus hijos se convierten en la piedra angular sobre la que pivota la necesidad inaplazable de encontrar la felicidad.

A medio camino entre la confesión y la autoficción, el autor escribe una historia que toma impulso en el pasado y se lanza hacia lo aún no sucedido. Una búsqueda esperanzada de la alegría.


Cuando en febrero de 2019 Manuel Vilas me firmó los cinco libros suyos que tenía ahora tengo seis, me sentí un privilegiado. Acababa de terminar el último, Ordesa, toda una revelación para mí. Conocí a Vilas a través de novelas de historias estrambóticas Los inmortales, Aire Nuestro y de viajes a través del alma de países como España o Estados Unidos. Pero no me esperaba que de él saliera un libro como Ordesa. Aunque 2019 ya se fue, lo que no se ha marchado del todo ha sido la capacidad de Vilas para hechizar a los lectores. En este caso, con Alegría (Planeta, 2019), la novela finalista del premio Planeta en 2019 que puede considerarse una continuación de Ordesa, con sutiles diferencias, gracias a la que obtuvo un grandísimo éxito en España y en otros países en Italia, por ejemplo, ya van varias ediciones y ha sido muy bien acogida. Sin embargo, paralelamente a su éxito, Ordesa es imposible hablar de una sin hablar de la otra también recibió multitud de críticas exasperantes de lectores enfebrecidos que se sentían engañados por el libro. En Alegría, Vilas nos hace partícipes de ese paso adelante con respecto a Ordesa. Aquí prima la alegría, que es mejor que la felicidad, mientras que en Ordesa el sentimiento de tristeza y resignación lo inundaba todo de un aire irrespirable, pero que hacía de la novela una obra maestra y un punto de inflexión fortísimo. También hay que decir que Alegría, quizás al ser considerada una continuación, una adición, es una obra que carece del poder de impacto que sí tuvo su predecesora. Es una obra bella, pero menos que aquella que llegó primero. Con un principio demoledor con reminiscencias y referencias a Ordesa, Vilas nos plantea en Alegría un lienzo del ser humano, que busca la alegría y el amor, que busca ser amado. Habla de sus padres, de su pérdida, y de sus hijos, y en torno a ellos gira todo el libro. El recuerdo de sus padres y el amor a sus hijos lo envuelve todo. La infancia que se fue también ocupa un lugar importante en este libro narrado en primera persona que nos transmite una nostalgia y un desconsuelo desbordante, aunque insuficiente comparado con Ordesa, que para mí supuso el cúlmen. El protagonista de Alegría saca de su interior las impurezas, los recuerdos imperfectos que dañan y que reconfortan al mismo tiempo. Se dirige a sus padres en algunos pasajes, dialoga con ellos. Se fustiga y se culpa constantemente mientras va de hotel en hotel, de Estados Unidos a Madrid, de recuerdo en recuerdo, del presente al pasado. También habla, aunque menos, del alcohol, del suicidio y del primer amor. Y hay un capítulo de una belleza sublime dedicado a Federico García Lorca. Qué bello ha sido encontrar esa referencia al poeta de la alegría. Al fin y al cabo, aquí Vilas nos habla de la belleza curioso que Ordesa en la edición italiana se tradujera como In tutto cè stata bellezza. En todo hay belleza, incluso en esa España de los años 50, 60 y 70 de la que el protagonista también nos habla y por donde deambula, evocando un pasado que no volverá. Así, a través de viajes e introspecciones, Vilas nos descubre nuevos episodios y reflexiones de la mano de un estilo muy personal y ya arraigado. La narración es muy atractiva y envolvente, aunque Ordesa, todo hay que decirlo, brilló más, quizás por la sorpresa, por la novedad. Aquí lo que brilla es la agudeza literaria de un escritor imprescindible en el actual panorama literario español al que hay que lanzarse a leer si aún no se ha hecho. Porque en los libros de Vilas suele encontrarse la Alegría.
DE ORDESA A ALEGRÍA. Después de la lectura de Ordesa, te queda un vacío. Dice la famosa cita que un buen libro es aquel que se abre con interés y se cierra con provecho. Pues bien, para mí, los buenos libros son los que se cierran con cierto pesar, con pena por que acaben. Es lo que pasa con Vilas. Sientes la necesidad de seguir escuchando su voz, una voz que desde su tono confesional, ya se ha convertido en una voz familiar con la que estableces una diálogo íntimo. Por eso, Ordesa te lleva a Alegría. ALEGRÍA O MELANCOLÍA. Cuando abres Alegría es como volver a casa: reconoces las caras, el lugar?, pero a la vez adviertes que algo ha cambiado. Si Ordesa era claustrofóbica (un apartamento, una calle, una ciudad?), Alegría amplía horizontes. Aunque a veces cae en el ambiente cerrado de las habitaciones de hotel, en general, el concepto del viaje de la experiencia aporta aires nuevos. Pero entonces te das cuenta del engaño. El título, de entrada, es un engaño. Entras con la esperanza de la redención, de la superación del pasado, pero luego descubres que Vilas te ha engañado, que sigue con su mismo discurso anclado en el pasado de sus padres. Sí que es un libro de búsqueda de la felicidad o de la alegría del momento presente, pero este se desvanece rápidamente entre los dedos, pues solo dura unos segundos, a lo sumo unos minutos, como lo que puede durar la llamada telefónica de unos hijos (La condición de padre es la del mendigo del amor). Pero sigues leyendo y aceptas el engaño, porque este libro es también la búsqueda de la belleza que envuelve el dolor. El sufrimiento puede ser bello. La belleza es alegría. Luego el dolor es alegría. Y así es: el recuerdo doloroso de sus padres se torna catárquico, convertidos en compañeros de sus continuos viajes en soledad. NUEVOS PERSONAJES Y PSEUDÓNIMOS CINEMATOGRÁFICOS. Además de los padres, fantasmas materiales que acompañan ya sin tanto desgarro al autor, aparecen con mayor protagonismo nuevos personajes: los hijos, y sobre todo, la pareja. Y aquí es donde descubres el gran pilar de Vilas, otro motivo de alegría o estabilidad. Y curiosamente Alegría te lleva a su vez a El mapa de los afectos de Ana María Merino. Pero eso es ya otra historia y otro libro. En la caracterización de personajes sí que se produce un curioso cambio: de los pseudónimos musicales pasamos a los cinematográficos. Todo un logro, ahora además les podemos poner caras y gestos cercanos. Junto a los personajes, más o menos corpóreos, cobra presencia Arnold o Nosferatu. Es la personificación de la ansiedad, la depresión, el spleen de los bohemios (y es que no sé por qué, Vilas me parece cada vez más la reencarnación de Baudelaire?) Con una presencia casi física (sobre todo en las perpetuas noches de insomnio), los diálogos que establecen Vilas-Nosferatu son un conjuro ante el miedo, los temores y la llamada de la muerte. La palabras ilustran la lucha interior entre las aspiraciones de felicidad y alegría y los fantasmas de la depresión.CÁPSULAS DE LÚCIDO PENSAMIENTO. En todo momento, Vilas mantiene su voz reconocible. Rebaja quizás su tono poético en este libro, pero eleva su tono confidencial y sincero. Es un discurso lleno igualmente de cápsulas lúcidas de interpretación de la realidad, que te devuelven al diálogo contigo mismo. Como lector reconoces en sus palabras tus propios pensamientos que resuenan internamente y salen a relucir removidos por el libro. Otro libro para subrayar y con un final digno de todo un poeta. Enlace: https://www.librosymas.site/..
Una novela que trata de la búsqueda de la alegría, la felicidad del protagonista, que tanto se necesita en la vida, y las dificultades que existen para lograrla. Está narrada a través de los abundantes viajes que realiza el protagonista, un escritor maduro sumido en una depresión. Abunda el pesimismo, aunque en ocasiones, muy pocas, también hay momentos de cierta diversión. Es una obra difícil de leer, ya que es algo densa y además, casi cada frase de la misma invita al lector a relexionar. En ocasiones es necesario parar la lectura y releer para poder continuar. El protagonista tiene un afán constante en conseguir una buena relación con sus hijos, aunque también nombra y hace referencias a su padre y a su pasado. No es uno de mis favoritos, pero es un buen libro que necesita ser leído con calma y detenimiento.

50 ardidorquidea31 marzo 2020Señalar este contenidoVer la página de la crítica Lo he saboreado de a poco, navegando por su vida como una turista que no fue invitada, pero que es bien recibida. No todos los años son buenos, pero en todos nos descubre un bonito recuerdo al que aferrarse para seguir viviendo, porque el autor nos muestra que a veces llevamos el diablo dentro y este aprovecha nuestras debilidades para seguir alimentándose. Es una historia de la búsqueda de la alegría en los pequeños momentos, en los detalles, en las ciudades que visitamos, en la gente a la que amamos, en nuestra superación personal por amarnos igual que amamos a otros. Vivimos porque otros hacen que nuestra vida tenga sentido más allá de nosotros mismos. No tengas prisa, no lo devores, sumérgete entre sus palabras porque ellas te harán darte cuenta que lo importante es vivir y la gente que nos ayuda a que esto suceda.

10 Leoypunto12 enero 2020Señalar este contenidoVer la página de la crítica Me resulta muy complejo escribir sobre el libro de Manuel Vilas. El libro versa sobre la vida de un escritor divorciado y casado por segunda vez. El eje del libro gira en torno a las reflexiones y pensamientos del protagonista. Estas reflexiones se vertebran entre el pasado y la mirada hacia los padres, ya desaparecidos y la vista puesta en el futuro, que lo personifica en sus hijos. Entre la maraña de pensamientos del escritor, sumido en una depresión, van apareciendo especulaciones y divagaciones sobre lo vivido y sobre lo que le queda por vivir y cómo vivirlo El hijo que ahora es padre y el padre que antes fue hijo. Alegría es un libro para leer lentamente y con detenimiento, pues la densidad de los razonamientos del protagonista requieren tiempo para poder comprender y asimilar lo aquí escrito. El protagonista elucubra, a través de sus propias vivencias y de su introspección, sobre la vida y la complejidad o la sencillez de la misma, en función de la elección de cada uno. Mediante reflexiones filósoficas que solamente se obtienen de una vida ya vivida y de los errores cometidos, el autor habla de la Alegría. La alegría de las pequeñas cosas; la alegría que nos llega a través de los demás; la alegría de los otros y que se convierte en nuestra propia alegría. A pesar de la Alegría que pregona el título, según mi opinión en un libro de tristeza, de desamparo, de soledad. En su anterior libro Ordesa trata el tema de la debacle emocional que supone la pérdida de los padres. En el presente libro vuelve a aparecer esta pérdida como uno de los temas destacados. La figura del padre ausente que siempre está presente. Como ya he dicho, es un libro para leer con minuciosidad, recreándose en los detalles y saboreando lentamente. Enlace: https://leoypunto.blogspot.c..