Manuel Vicent nació en La Vilavella en 1936, cuando en el paÃs «los pájaros ya respiraban pólvora». Contra ParaÃso evoca sus primeros años de vida desde los meses en que la Iglesia fue convertida en bar —con la pila bautismal llena de gaseosas— y su padre permanecÃa escondido en un altillo de su casa mientras los republicanos ocupaban la planta baja hasta los preparativos de la Primera Comunión, con el viaje a Valencia a buscar el imprescindible traje de marinero con su cordón de seda trenzada.
La niñez del escritor se revela desde dos mundos concurrentes y antagónicos. Por un lado, el ambiente disciplinado del hogar, sustraÃdo a la ternura y a la risa que hacÃa necesaria la mentira para sobrevivir. Por otro, el fascinante mundo exterior donde la libertad y la imaginación se entrelazan, donde tenÃan cabida los saltimbanquis y los mendigos, la exploración de las trincheras, el tonto del pueblo, los cromos en la acera, el mar o las primeras y trascendentes revelaciones sexuales.
Con un lenguaje nostálgico y sensual, Vicent envuelve cada hazaña infantil con una desbordante sucesión de imágenes y sonidos, desde el ángelus o el perfume de los geranios del cementerio a la Piquer cantando las penas de la Lirio. En el gozoso reencuentro con la memoria, Contra ParaÃso nos devuelve a esa época en que las ideas abstractas no existen y el amor es una sonrisa de la madre, el placer cualquier dulce de la despensa, el orden una mirada severa del padre y la muerte la imagen amarillenta de una niña en una fotografÃa.