La novelista es norteamericana, pero el libro está escrito con espíritu japonés. Al menos esa fue la impresión que me dejó, pues refleja en toda la narración la mentalidad japonesa, su manera de actuar, su forma de pensar y de hablar. Es básicamente un relato de aventuras, con la particularidad de que su protagonista, la cortesana Gata, es una arriesgada y joven mujer que se enfrenta a un sinnúmero de enemigos y peligros en la ruta que la conduce desde Edo, el Tokio de la actualidad, hasta Kioto, para cumplir la misión que ella misma se impuso de vengar la muerte de su padre y la consecuente ruina de su familia. Las acciones se suceden una tras otra mientras Gata va eludiendo valiente e ingeniosamente los ataques de sus perseguidores, entre los cuales se encuentran los adversarios de su padre, las autoridades gubernamentales y Hanshiro, el ronin contratado para darle caza, por la propietaria del burdel del que se escapó. Para enfrentarlos Gata cuenta con su esmerada educación samurái, su conocimiento de la doctrina zen y la fidelidad de la campesina que la acompaña. A todo esto se suma la peculiar relación que va estableciéndose entre Hanshiro y Gata, una relación de gato y ratón, donde cada uno debe extremar al máximo su ingenio y sagacidad a fin de conseguir su propósito. Como el amor está presente en toda historia, aquí también juega un papel definitivo en el desarrollo de los acontecimientos. La intensa y variopinta actividad de ese trayecto, llamado Camino de Tokaido, muestra muchos interesantes aspectos y curiosidades de la vida en el Japón feudal del siglo XVIII.Ya había leído esta novela hace muchos años y ahora volví a disfrutarla como la primera vez.

Autor del comentario: MALULO
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