Cientos de ovejas, que apretujadas en los vagones sufrÃan agonÃas a causa del polvo, el calor y la sed, asomaban sus pobres hocicos entre los barrotes, balando frenéticas, pues el ver tanta agua, tan cercana y al mismo tiempo tan imposible de alcanzar, las enloquecÃa. Las que estaban más alejadas y no alcanzaban a ver el lago azul, podÃan olerlo, y repetÃan el grito hasta despertar ecos en el bosqueÂ…