—Bueno, me han escuchado unos pocos segundos. En seguida mehan dicho que los demás no tenemos la culpa, que no debemos preocuparnos. Sonbuenos muchachosÂ…, pero se han marchado a toda prisa. Está claro que no lesgusta molestarÂ… ¡Cómo, Nellie! ¿Qué hace con una copa vacÃa en la mano? ¡Hayque llenarla inmediatamente!
—Gracias, Herbert —sonrió laactriz—. Pero no debo beber mucho. Me gusta tanto que a veces me excedo sindarme cuenta, y entonces…
—¡JA, JA, JA, JA, JAÂ…! —sonaronen aquel momento unas fortÃsimas carcajadas.