Era un jinete de expresión sombrÃa, hermética, dura. ParecÃa muy cansado. Llevaba ropas oscuras, y un sombrero negro con dos borlas mexicanas, rojas, sujetas con una cinta a la base de la copa y descansando sobre el ala. También sus ojos eran oscuros. Y sus cabellos largos, en los que destacaban ya bastantes mechones grises. Quizá tendrÃa cuarenta y ocho o cincuenta añosÂ… Y un revólver.