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Un extraño virus se desata en una pequeña ciudad de China, rápidamente se extiende por todo el mundo, la gente va enfermando y, poco tiempo después, muriendo. ¿Nos suena de algo? al leer en la cubierta La novela que predijo que una pandemia china cambiaría nuestro mundo, rápidamente quise hacerme con este libro. La sinopsis nos promete un mundo postapocalíptico, donde quedan muy pocas personas no infectadas y nos presenta a Candence Chen como protagonista, dentro de un grupo de supervivientes un tanto peculiar. Pero todo esto está bastante lejos de la realidad.Ha sido una decepción completa la lectura de esta novela, ya que este mundo después del desastre que se nos prometía lo vemos muy poquito. de hecho de los veintisiente capítulos que componen la novela no aparece más que en siete de ellos y, normalmente, son los capítulos más breves, cosa que me ha dado mucha rabia porque las relaciones entre los personajes supervivientes se me antojaban muy interesantes. Pero no, la historia se mueve constantemente en el pasado, recurriendo a tramas y momentos de la vida de Candance que algunas veces resultan interesantes y otras no, pero que en cualquier caso no ayudan a sentir una trama concreta y potente. Todo parece muy disperso. La historia pasa de hablar de los padres de Candece, que emigraron de China a Estados Unidos, a hablarnos de las diferentes parejas de esta última, de su último trabajo o, incluso, nos describe a sus cuatros tíos, de los que no se ha sabido hasta el momento nada, y de los que no se va a saber nada más después. Relleno absoluto que no va a ninguna parte. de hecho, he tenido esa sensación en gran parte del libro, y sin embargo lo realmente interesante, que es ese mundo después del desastre, se queda cortísimo y no creo que sumen más de 60 o 70 páginas de las más de 300 que tiene. Evidentemente me resultaba interesante ver el proceso de como empieza la pandemia y como va cogiendo forma, cosa que también aparece, pero ni esto, ni el mundo de después consiguen remontar el relleno constante de otras cosas que no vienen a cuento.En fin, me ha parecido una historia con una premisa muy interesante, y en su momento original, aunque ahora nos suene típica, pero que se pierde por el camino y se queda en algo disperso. al menos, tiene algún que otro momento interesante y no se hace tediosa su lectura en ningún caso, así que lo voy a dejar en las 2,5 estrellas. Soy consciente de que hace una crítica al capitalismo, y no niego que tiene algún toque de humor a través de situaciones ridículas que dejan en evidencia las carencias del sistema, pero no creo que el mensaje sea contundente ni siquiera en ese sentido. Ha sido el primer gran chasco del año.

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¿Ha sido Ling Ma una visionaria? ¿Decidió escribir este relato por pura imaginativa, o vio algo en las señales del día a día? Es algo que me he preguntado a lo largo de Liquidación, pues la realidad que plasma se acerca demasiado a la nuestra: un virus que asola el mundo, transformando a la gente infectada en zombis aletargados que recrean una y otra vez lo último que estaban haciendo, sin ser conscientes de que ya no existen en este mundo. Los pocos supervivientes, huyen despavoridos de una infección que se transmite por el aire y es imparable. ¿Realidad o ficción? He de confesar que Liquidación ha sido una lectura muy apasionante y sobrecogedora, pues Ma posee una pluma sosegada que sabe recrearse en los detalles. Te muestra perfectamente un mundo postapocalíptico alejado de las batallas alienígenas o territorios desolados por catástrofes que abundan tanto en el cine, y nos acerca sin dudarlo a algo más plausible y tangible: ciudades fantasmas aún pobladas por vidas cuyas mentes se fueron hace demasiado. En un tono lúgubre y hasta oscuro, la autora nos cuenta el día a día de Candance, quien parece ser reacia a aceptar lo que está pasando, y vive en su propia burbuja de soledad y quietud, donde va a trabajar, se alimenta y espera a que pase algo. Cuando por fin decide unirse a una comunidad de supervivientes, no acaba de encajar con la mentalidad de supervivencia y visiones de futuro, pues ella aún no sabe ni cómo vivir siendo consciente de ello. Quizá cuando se inicia Liquidación esperas un sinfín de escenas diabólicas de infectados persiguiendo a los supervivientes, muchos soliloquios hablando de muerte, destrucción y desolación, pero Ma opta por situarnos en un contexto a medio destruir, donde todo puede pasar, y palpas el ambiente, tenso y denso, donde los personajes esperan librar alguna batalla. A medida que lees, descubres a sus personajes, tomas contacto con los infectados y degustas los sinsabores de esta nueva vida, por lo que también te metes en este relato largo y desganado, donde Candance reflexiona constantemente con el pasado pero sin tener muy en cuenta su presente. Quizás este es otro factor que hace a Liquidación tan espeluznante, y es que no hay acción ni explosiones, solo pensamientos intrusivos, pesar y desamparo. Desde luego, Liquidación me ha gustado, ha supuesto una lectura atrayente aunque desconcertante, pues esperaba acción a raudales y me he encontrado con el aislamiento mental de la propia protagonista. Pero quizás esa es la idea de Ma, de que en el día del juicio final, nuestro último enemigo será nuestra propia mente. Porque leyendo a Candance, yo también me he sentido abandonada por el mundo. Han tenido que pasar dos años para que, en pleno 2020, su obra haya resurgido cual ave fénix de sus cenizas, y es que el panorama tan escalofriante y realista que plasma la autora en sus páginas, con la pandemia global que estamos viviendo, da que pensar sobre si la realidad, a fin de cuentas, supera siempre a la ficción. Enlace: https://nubedemariposa.blogs..