Se dice, de los textos aqu? presentados bajo el t?tulo de «Caza de conejos», que se trata en realidad de una fina alegor?a que describe paso a paso el penoso procedimiento para la obtenci?n de la Piedra filosofal; que, ordenados de una manera diferente a la que aqu? se expone, resultan una novela rom?ntica, de argumento lineal y contenido intrascendente; que es un texto did?ctico, sin otra finalidad que la de inculcar a los ni?os en forma subliminal el inter?s por los n?meros romanos; que no es otra cosa que la recopilaci?n desordenada de textos de diversos autores de todos los tiempos, acerca de los conejos; que es un trabajo pol?tico, de car?cter subversivo, donde las instrucciones para los conspiradores son dadas veladamente, mediante una clave preestablecida; que el autor s?lo busca autobiografiarse a trav?s de s?mbolos; que los nombres de los personajes son anagramas de los integrantes de una secta misteriosa; que ordenando convenientemente los fragmentos, con la primera s?laba de cada p?rrafo se forma una frase de dudoso gusto, dirigida contra el clero; que le?do en voz alta y grabado en una cinta magnetof?nica, al pasar esta cinta al rev?s se obtiene la versi?n original de la Biblia; que traducida al s?nscrito, el sonido musical de esta obra coincide notablemente con un cuarteto de Vivaldi; que pasando sus hojas por una m?quina de picar carne se obtiene un fino polvillo, como el de las alas de las mariposas; que son instrucciones secretas para hacer pajaritas de papel con forma de conejo; que toda la obra no es m?s que una gran trampa verbal para atrapar conejos; que toda la obra no es m?s que una gran trampa verbal de los conejos, para atrapar definitivamente a los hombres. Etc?tera.