Bénédicte Masson es feo. Su profunda admiración por las mujeres no consigue consumarse en la historia de amor que sueña en sus Memorias. Consciente de su fealdad, Bénédicte se limita a espiar a su amor platónico, su vecinita Christine. Una noche descubre que ésta oculta en su hogar a un joven con el que mantiene una historia de amor.