Pipá, un harapiento pillete de doce años, es, «como César, rápido enla ejecución de sus planes» y, gracias a eso, se introduce, disfrazado, en unacasa rica donde sirve de distracción a Irene, una niña a la que su madre cuidacon mimo. Allà conoce un mundo que ignoraba: «El pobre pilluelo habÃa aprendidoa ser librepensador en las prematuras enseñanzas de la vida; en su cerebro, tandado a los sueños, nadie habÃa sembrado esas hermosas ilusiones mitológicas quemuchas veces dan fuerza bastante al hombre para sufrir las asperezas delcamino». Al escuchar los cuentos con que su madre distrae a Irene, Pipá,«aunque cazurro y socarrón y muy experimentado en la vida, niño al fin, abrÃael alma a los engaños de la fantasÃa y respiraba con delicia aquel aire de losobrenatural y maravilloso, natural aliento de las almas puras, jóvenes einocentes».