El inspector Vardier tenÃa una idea fija: caer sobre el hombre que habÃa asesinado a su compañero Lebouvier. Y estaba dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de ponerlo en manos del verdugo. Pero no sólo el cazador estaba alerta: su pieza, el asesino, pese a estar marcado, disponÃa de extraordinarios recursos y preparaba un golpe que le permitiera ponerse, al menos momentáneamente, fuera de la circulación. Mientra, la vida de la policÃa y la del hampa seguÃan sus rutinas cotidianas.