En Lafcadio Hearn encontrarán un guÃa y un amigo incomparable las muchas personas a las que no les ha sido dado conocer Japón, las que recurren a las pinturas para saciar su callada y nostálgica curiosidad, y que sostienen en sus manos las preciosas delicadezas del arte japonés para construirse, sobre tan vacilante armazón de hechos, un sueño colorista del paÃs lejano.
Lo que Hearn nos ha contado del Japón tal vez no sea toda la importante sustancia de los hechos en la rÃgida cadena de los datos estadÃsticos, sino el fulgor que irradia de los mismos, la belleza que tiembla de un modo incorpóreo sobre cada realidad cotidiana, como el perfume de la flor que aun perteneciéndole y estando ligado a su existencia, se libera de la misma y se expande hasta el infinito