El forense, a primera vista, opinó que la chica habÃa sido estrangulada. HabÃan encontrado el cadáver en el maletero de un viejo coche, abandonado junto a un descampado. ParecÃa obra de un obseso sexual que hubiera perdido los nervios al resistÃrsele su vÃctima. Y el caso se hubiera tenido que archivar, sin solución, de no ser porque el forense investigó a fondo: la chica habÃa sido estrangulada después de hacerle beber veneno suficiente como para acabar con un elefante. HabÃa que buscar la pista del asesino en cÃrculos más selectos que el de los violadores solitarios.